jueves, 31 de agosto de 2023

Jennifer Larmore: Call Me Mister

Jennifer Larmore grabó este disco en agosto de 1995: roles travestidos desde Gluck hasta Tchaikovsky, pasando por Mozart, Rossini, Bellini, Donizetti, Meyerbeer, Gounod y Johann Strauss II. La acompañaban la Orquesta de la Ópera Nacional de Gales y el maestro Carlo Rizzi. Cuando salió al mercado leí alguna crítica que lo puso por las nubes, pero lo dejé pasar. Ahora lo he adquirido de segunda mano, y lo he disfrutado una barbaridad.

La voz de Larmore es claramente lírica. No tiene el peso, la densidad ni la oscuridad tímbrica de una Marilyn Horne, sencillamente ideal para este tipo de papeles. A cambio nos encontramos con que el timbre es pura crema, el legato es capaz de derretir al melómano menos receptivo, el dominio de los reguladores no encuentra fisuras y, sobre todo, la musicalidad resulta de todo punto admirable: su expresión rebosa naturalidad y sinceridad, encontrándose muy lejos del carácter artificioso y algo redicho de, por ejemplo, una Cecilia Bartoli. Quizá como Juana de Arco –de la ópera tchaikovskiana La pucelle d'Orléans– no esté tan cómoda como haciendo de Tancredi, de Smeton o de Siébel –siendo un rol femenino, necesita una dosis especial de masculinidad–, y es cierto que su caricatura del Príncipe Orlofsky resulta un poco forzada, pero por lo general la mezzo norteamericana convence plenamente. Me da pena no haber llegado a tiempo de escucharla en directo en su esplendor: la pillé ya al final de su carrera haciendo de la Condesa Geschwitz en Lulu.

Mención aparte para Carlo Rizzi, no sé si un gran sinfonista –le pudo escuchar algún concierto muy buenos–, pero sin duda un experto conocedor del mundo operístico. ¿Por qué demonios le rechazaron en su momento los músicos de la Orquesta de Valencia como titular?

martes, 29 de agosto de 2023

Portentoso Zaratustra vienés de Lorin Maazel

Haciendo un repaso para una discografía comparada, he vuelto a un verdadero clásico: el Así habló Zaratustra que grabó Lorin Maazel al frente de la Filarmónica de Viena en 1983 para DG, interpretación mucho más conseguida que la que había hecho en 1962 con la Philharmonia, ya comentada por aquí.

Al frente de la orquesta más straussiana del mundo y ya con pleno dominio del idioma del compositor, el Maazel maduro ofrece una lectura en la que combina la riqueza de detalles expresivos con una arquitectura global perfecta, tan flexible como lógica, en la que los clímax se hallan perfectamente estudiados y evita caer en la excesiva vehemencia de su interpretación anterior. Además, ahora sí que atiende a todos los aspectos posibles de la partitura, desde lo épico y lo dramático –sin cargar las tintas pasando por lo reflexivo –muy gótico De la ciencia–, hasta lo elegante, lo amoroso e incluso lo decadente, hasta el punto de que por momentos se adivina no ya al Rosenkavalier, sino también al Strauss tardío.

Eso sí, pese a que todos los componentes referidos se encuentran aquí, esta es una versión antes lírica, poética y sensual que escarpada o visionaria, teniendo que ver quizá con ello la presencia de una Wiener Philharmoniker que aporta esos mismos aromas vieneses –basta escuchar Das Tanzlied que destilaba junto al propio Maazel en los conciertos de Año Nuevo. Por eso mismo habrá quienes prefieran lecturas en las que primen otros enfoques, aunque será difícil que nadie se resista ante el derroche de belleza sonora ofrecido o ante la magia increíble del final. Por cierto, maravilloso violín el de Rainer Küchl.

Como complemento de la edición original se incluía Macbeth, uno de los menos logrados poemas sinfónicos del compositor. Maazel lo defiende con uñas y dientes ofreciéndonos una interpretación llena de fuego, sensualidad, garra y dramatismo, admirablemente planificada y maravillosamente tocada. 

La grabación la realizó Wolfgang Mitlehneren la Sofiensaal. Todavía hoy sigue pareciendo sensacional.

sábado, 26 de agosto de 2023

Novena de Bruckner por Klemperer: granito puro

Febrero de 1970. Otto Klemperer se acercaba a los ochenta y cinco años cuando realizó este registro. Como era de espera, se produjo un choque entre lo que la música parece pedir y su poderosísima personalidad, sobre todo en el primer movimiento. No hay ni rastro (¡faltaría más, tratándose de Klemperer!) de misticismo ni de ninguna clase de religiosidad. Tampoco hay espacio para la contemplación poética. Ni siquiera puede decirse que el maestro se centre en los terrores ante el abismo. Antirromántico por excelencia, él ve aquí únicamente una arquitectura construida con grandes líneas de tensión; con su batuta talla –con enorme limpieza, aunque más de un desajuste hay– enormes bloques de granito y los pone unos frente a otros llevando las fuerzas al límite.



En el Scherzo ocurre algo parecido, aunque aquí sí hay cierto espacio para la “expresión”: la mala baba propia del veterano maestro. El trío en ninguna otra interpretación –repito: en ninguna– se ha escuchado tan meridianamente clarificado y, al mismo tiempo, tan lleno de interrogantes.

Y en el Adagio, sorprendentemente, Klemperer parece –diríase que es un espejismo– dejarse llevar por la delectación melódica desgranando el movimiento con tanta lentitud (27'23'') como concentración, dejando que las melodías vuelen e incluso ofreciendo ciertos detalles de “humanismo”, así en la distancia, como quien no quiere la cosa, y centrándose siempre en las grandes descargas dramáticas que nosotros llamamos “llamadas del más allá” y él no sabemos muy bien cómo las llamaría. Da igual: el resultado es tan discutible como impresionante. 

Se preguntará la tropa bruckneriana si el reprocesado de 2023 soluciona los problemas de las anteriores ediciones en CD. La verdad es que solo lo hace parcialmente: las insuficiencias de la toma original, más bien turbia, sigue ahí, pero se ha ganado en cuerpo, relieve e inmediatez. Es suficiente para disfrutar de semejante maravilla.

viernes, 25 de agosto de 2023

¡Qué calor!

Imposible escribir nada en el blog: hace demasiado calor en la habitación donde tengo el ordenador. Al menos, les dejo esta canción que yo ponía en el tocadiscos de mi abuela cuando era pequeñito.

Creo que no entendí muy bien de qué iba la cosa. En la portada (la que he puesto aquí) se veían una selva tropical y la foto de una mujer. Ella me decía que era una señora que tenía mucho calor y que estaba loca. Ahora pienso que no me dijo toda la verdad.

Por cierto, creo que es una magnífica canción. ¡En serio!


miércoles, 23 de agosto de 2023

El joven Maazel hace Mussorgsky, Rimsky y Respighi

Allá por 1958, un Lorin Maazel de tan solo veintiocho años se pone al frente de la Filarmónica de Berlín para hacer repertorio "vistoso", en teoría idóneo para desplegar el enorme potencial de su virtuosismo de batuta, como también el fulgor de la orquesta de Karajan.

 
En la Noche en el Monte Pelado de Mussorgsky y Rimsky el joven maestro apuesta por el nervio, la brillantez y cierta aspereza que le sientan muy bien a esta música. Al mismo tiempo, utiliza su técnica para aportar muchas resoluciones personales, pero estas unas veces interesan y otras convencen poco. A la postre, su lectura termina resultando algo artificiosa y de cara a la galería. En la sección lenta final no termina de explorar las posibilidades poéticas.

Para hacer el Capricho español de Rimsky busca ante todo la jovialidad, el nervio y la brillantez, pero eso no justifica que se precipite, que caiga en los peores tópicos españolistas, así como en la agresividad innecesaria, en el efectismo e incluso en la vulgaridad. La toma, estereofónica pero seca y sin relieve, no ayuda precisamente.

Quedan los Pinos de Roma de Respighi, primera de sus cuatro recreaciones discográficas. Aquí Maazel hace sonar a la Berliner Philharmoniker con un colorido, una brillantez y un entusiasmo realmente admirables, controlando todos los elementos a sus disposición para ser incisivo sin estridencias en el primer número, administrar las tensiones en el segundo y paladear sin amaneramientos el lirismo del tercero. Únicamente hay que reprochar, como en sus grabaciones posteriores, su excesiva complacencia en los aspectos épicos del cuarto. 

¿Conclusión? Un maestro enormemente dotado, pero aún inmaduro y sumamente irregular. Esto último no cambiará a lo largo de toda su carrera.

     

lunes, 21 de agosto de 2023

Los elegidos

Por si alguien tiene curiosidad, ahí va la lista de "los mejores" discos de Barenboim, los que comento en el libro. Me ha salido demasiado larga, ciertamente. El resultado supera las trescientas páginas a espacio y medio.

No es menos verdad que he tenido que dejar fuera algunos que me gustan mucho, como también que he incorporado otros que no me entusiasman tanto como "los indiscutibles". Simplemente, he procurado que haya un cierto equilibrio entre las diferentes etapas discográficas de la producción barenboimiana.

 

  1. J. S. BACH: Magnificat. BRUCKNER: Te Deum. Finnilä, Garrard, Tear, Pashley. New Philharmonia. EMI.

  2. BEETHOVEN: Concierto para violín, transcripción para piano y orquesta. English Chamber. DG.

  3. BEETHOVEN. Conciertos para piano n.º 1-5. Arthur Rubinstein. Filarmónica de Londres. RCA.

  4. BEETHOVEN: Concierto para violín. Pinchas Zukerman. Sinfónica de Chicago. DG.

  5. BEETHOVEN. Romanzas para violín y orquesta n.º 1 y 2. SIBELIUS. Concierto para violín. Pinchas Zukerman. Filarmónica de Londres. DG.

  6. BEETHOVEN: Concierto para piano n.º 1. Sinfonía n.º 7. Filarmónica de Berlín. DVD y CD Sony.

  7. BEETHOVEN. Concierto para violín. Romanzas para violín y orquesta. Itzhak Perlman. Filarmónica de Berlín. EMI.

  8. BEETHOVEN: Sinfonía n.º 9. Marc, Vermillion, Jerusalem, Struckmann. Staatskapelle de Berlín. Teldec.

  9. BEETHOVEN: Missa Solemnis. Kiberg, Meier, Aler, Holl. Sinfónica de Chicago. Erato.

  10. BEETHOVEN. Sinfonías 1-9. Isokoski, Lang, Gambill, Pape. Staatskapelle de Berlín. Teldec.

  11. BEETHOVEN. Obertura Leonora III. Sinfonía n.º 9. Coro de la Staatsoper de Berlín. West-Eastern Divan Orchestra. Denoke, Meier, Fritz, Pape. CD Teldec y DVD Medici Arts.

  12. BEETHOVEN: Concierto para piano n.º 4. BOULEZ: Notations I-IV y VII. BRUCKNER: Te Deum. Röschmann, Garança, Vogt, Pape. Coro de la Ópera de Viena. Filarmónica de Viena. Blu-ray CMajor.

  13. BEETHOVEN. Sinfonías núms. 1-9. Samuil, Meier, Seiffert, Koch. Coro de la Catedral de Colonia. West-Eastern Divan. Decca.

  14. BEETHOVEN. Sinfonías núms. 1-9. Samuil, Meier, König, Pape. Coro Nacional Juvenil de Gran Bretaña. West-Eastern Divan. DVD Decca.

  15. BEETHOVEN: Concierto para piano n.º 4. HAYDN: Sinfonía n.º 95. SCHUMANN: Sinfonía n.º 4. Maria João Pires. Filarmónica de Berlín. Digital Concert Hall.

  16. BEETHOVEN. Concierto triple. Sinfonía n.º 7. Anne-Sophie Mutter. Yo-Yo Ma. West-Eastern Divan. DG.

  17. BEETHOVEN. Concierto para violín. Michael Barenboim. West-Eastern Divan. Peral Music.

  18. BERLIOZ. Harold en Italia. Pinchas Zukerman. Orquesta de París. CBS.

  19. BERLIOZ. Te Deum. Jean Dupouy. Orquesta de París. CBS.

  20. BERLIOZ. Réquiem. Plácido Domingo. Orquesta de París. DG.

  21. BERLIOZ: El carnaval romano. Le delúge. Obertura de Beatriz y Benedicto. Marcha húngara de La condenación de Fausto. DUKAS: El aprendiz de brujo. SAINT-SÄENS: Danza macabra. Orquesta de París. DG.

  22. BERLIOZ: Las noches de estío. La muerte de Cleopatra. Kiri Te Kanawa. Jessye Norman. Orquesta de París. DG.

  23. BERLIOZ: Sinfonía fantástica. BUSONI: Divertimento para flauta y pequeña orquesta. IBERT: Concierto para flauta. Emmanuel Pahud. Filarmónica de Berlín. Digital Concert Hall.

  24. BIZET. Suites de Carmen y La Arlesiana. Juegos de niños. Orquesta de París. EMI.

  25. BIZET. Sinfonía. Selección de La jolie filie de Perth. Obertura Patrie. Orquesta de París. EMI.

  26. BIZET: Suite n.º 1 de Carmen. MOZART: Concierto para piano n.º 26, «de la coronación». RAVEL: Rapsodia española, Alborada del gracioso, Pavana para una infanta difunta, Bolero. Filarmónica de Berlín. Blu-ray Euroarts.

  27. BOCCHERINI: Concierto para violonchelo n.º 9. HAYDN: Concierto para violonchelo n.º 1. Jacqueline du Pré. English Chamber. EMI.

  28. BRAHMS. Sinfonías núms. 1-4. Staatskapelle de Berlín. DG.

  29. BRUCH: Kol Nidrei. CARTER. Concierto para violonchelo. ELGAR: Concierto para violonchelo. Alisa Weilerstein. Staatskapelle de Berlín. Decca.

  30. BORODIN:Danzas polovtsianas. MUSSORGSKY: Noche en el monte pelado. RIMSKY-KORSAKOV: Capricho español. La gran pascua rusa. Sinfónica de Chicago. DG.

  31. BOULEZ. Notation VII. DEBUSSY: El mar. STRAVINSKY: La consagración de la Primavera.Sinfónica de Chicago. Teldec.

  32. BRAHMS: Concierto para violín. Itzhak Perlman. Filarmónica de Berlín. EMI y Digital Concert Hall.

  33. BRAHMS. Concierto para piano n.º 1. Sinfonía n.º 1. Yefim Bronfnan. Filarmónica de Berlín. Digital Concert Hall.

  34. BRUCKNER. Misa n.º 3 en fa menor. Harper, Reynolds, Tear, Rintzler. New Philharmonia. EMI.

  35. BRUCKNER: Misa N.º 2. English Chamber. EMI.

  36. BRUCKNER: Sinfonías núms. 0-9. Te Deum. Helgoland. Salmo 150. Norman, Minton, Rendall, Ramey. Sinfónica de Chicago. DG.

  37. BRUCKNER. Sinfonías 1-9. Helgoland. Voces masculinas del Coro de la Radio de Berlín y del Coro Ernst-Senff. Filarmónica de Berlín. Teldec.

  38. BRUCKNER. Sinfonías núms. 1-9. Staatskapelle de Berlín. DG.

  39. CZERNOWIN: At the Fringe of our Gaze. HADDAD: Que la lumière soit. VERDI: páginas orquestales de Las vísperas sicilianas, La forza del destino y La traviata. WAGNER: páginas orquestales de Parsifal y Los maestros cantores de Núremberg. West-Eastern Divan. Medici TV.

  40. DEBUSSY. Nocturnes. Printemps. Le Martyre de Saint Sébastiaen, fragmentos sinfónicos. Orquesta de París. DG.

  41. DEBUSSY: El mar. SCRIABIN: El poema del éxtasis. TCHAIKOVSKY. Polonesa de Eugenio Oneguin. Concierto para violín. Lisa Batiashvili. West-Eastern Divan. DG.

  42. DEBUSSY: Iberia. FALLA: Noches en los jardines de España. RAVEL: Rapsodia española. Lang Lang. West-Eastern Divan. Stage+.

  43. DELIUS. Dos piezas para pequeña orquesta. Intermezzo de la ópera «Fennimore and Gerda». Dos acuarelas. VAUGHAN WILLIAMS. The lark ascending. Concierto para oboe y orquesta de cuerda. WALTON. Dos piezas para cuerda. Pinchas Zukerman. Neil Black. English Chamber. DG.

  44. DVORÁK: Concierto para violonchelo. Jacqueline du Pré. Sinfónica de Londres. YouTube.

  45. DVORÁK. Concierto para violonchelo. Páginas para violín y piano. Kian Soltani. Staatskapelle de Berlín. DG.

  46. ELGAR: Chason de matin. Chason de nuit. Elegy for strings. Serenata para orquesta de cuerdas. Salut de amour. Romance para fagot y orquesta. Rosemary. Carissima. Sospiri. Martin Gatt. English Chamber. CBS.

  47. ELGAR. Falstaff. Obertura Cockaigne.Filarmónica de Londres. CBS.

  48. ELGAR. Concierto para violín. Pinchas Zukerman. Filarmónica de Londres. CBS.

  49. ELGAR. Sea Pictures. In The South. Yvonne Minton. Filarmónica de Londres. CBS.

  50. ELGAR. Sinfonía n.º 1. Staatskapelle de Berlín. Decca.

  51. ELGAR. El sueño de Geroncio. Staples, Hampson, Wyn-Rogers. Staatsopernchor Berlin. RIAS Kammerchor. Staatskapelle de Berlín. Decca.

  52. ELGAR: Sea Pictures. Falstaff. Elina Garança. Staatskapelle de Berlín. Decca.

  53. ELGAR: Falstaff. NICOLAI: Obertura de Las alegres comadres de Windsor. TCHAIKOVSKY: Sinfonía n.º 5. Filarmónica de Berlín. Blu-ray Euroarts.

  54. FAURÉ: Pelléas et Mélisande, suite. FRANCK. Sinfonía. Filarmónica de Berlín. Digital Concert Hall.

  55. FRANCK. Rédemption. Nocturne. Le Chasseaur Maudit. Psyché. Christa Ludwig. Orquesta de París. DG.

  56. GINASTERA. Concierto para violín. Michael Barenboim. West-Eastern Divan (+ obras de Pugliese, Scarpino & Caldarella, Firpo, Salgán, Mores & Taboada, por el Quinteto Real). DVD y Blu-ray Euroarts.

  57. LISZT: Concierto para piano n.º 1. MAHLER: Sinfonía nº 7. Martha Argerich. Filarmónica de Viena. Medici TV.

  58. LISZT. Concierto n.º 1. SCHUBERT. Rondó en La mayor. WAGNER: páginas orquestales. WIDMANN: Con brio. Martha Argerich. West-Eastern Divan. Blu-ray Euroarts.

  59. LUTOSLAWSKI: Concierto para orquesta. Sinfonía n.º 3. Sinfónica de Chicago. Erato.

  60. MAHLER: Sinfonía n.º 5. Sinfónica de Chicago. DVD Arthaus y CD Teldec.

  61. MAHLER: Sinfonía nº 9. Staatskapelle de Berlín. CD Warner y Blu-ray CMajor.

  62. MOZART. Conciertos para piano núms. 1-27. English Chamber. EMI.

  63. MOZART. Sinfonías núms. 29-41. English Chamber. EMI.

  64. MOZART. Réquiem. Amstrong, Baker, Gedda, Fischer-Dieskau. English Chamber. EMI.

  65. MOZART. Conciertos para violín núms. 1-5. Rondó para violín y orquesta K 373. Adagio K 261. Rondó K 269. Concertone para dos violines KV 190. PLEYEL: Sinfonía concertante. STAMITZ: Sinfonía concertante. Pinchas Zukerman. Isaac Stern. English Chamber. CBS.

  66. MOZART: Sinfonías núms. 39-41. West-Eastern Divan. Medici TV.

  67. MOZART. Concierto para oboe. R. STRAUSS. Concierto para oboe. Cristina Gómez Godoy. West-Eastern Divan. Warner.

  68. MOZART: Sinfonías núms. 39-41. Filarmónica de la Scala.

  69. NIELSEN: Concierto para violín. SIBELIUS: Concierto para violín. Maxim Vengerov. Sinfónica de Chicago. Teldec.

  70. RAVEL. Bolero. Pavana para una infanta difunta. La valse. Daphnis et Chloé, suite n.º 2. Orquesta de París. DG.

  71. RODRIGO: Concierto de Aranjuez. VILLA-LOBOS: Concierto para guitarra. John Williams. English Chamber. CBS.

  72. SAINT-SAËNS: Concierto para violonchelo n.º 1. SCHUMANN: Concierto para violonchelo. Jacqueline du Pré. New Philharmonia. EMI.

  73. SAINT-SAËNS. Sinfonía n.º 3, «con órgano». Gaston Litaize. Sinfónica de Chicago. DG.

  74. SCHUBERT. Sinfonías 1-8. Música incidental de Rosamunda, selección. Filarmónica de Berlín. CBS.

  75. SCRIABIN: El poema del éxtasis. Sinfonía n.º 3 «El poema divino». Orquesta de París. Erato.

  76. PROKOFIEV. Concierto para violín n.º 2. STRAVINSKY: Concierto para violín. Itzhak Perlman. Sinfónica de Chicago. Teldec.

  77. SCHÖNBERG. Noche transfigurada. Tres piezas para piano. Cinco piezas orquestales. Seis pequeñas piezas para piano. SCHÖNBERG/BUSONI: Pieza para piano. Sinfónica de Chicago. Teldec.

  78. SCHUMANN. Sinfonías núms. 1-4. Staatskapelle de Berlín. Warner.

  79. SCHUMANN. Sinfonías núms. 1-4. Staatskapelle de Berlín. DG.

  80. SIBELIUS: Concierto para violín. TCHAIKOVSKY: Concierto para violín. Lisa Batiashvili, violín. Staatskapelle de Berlín. DG.

  81. SMETANA: Mi patria. Filarmónica de Berlín. Digital Concert Hall.

  82. R. STRAUSS: Vida de héroe. Cuatro últimas canciones. Anna Netrebko. Staatskapelle de Berlín. DG.

  83. TCHAIKOVSKY. Obertura solemne 1812. Capricho italiano. Marcha eslava. Sinfónica de Chicago. DG.

  84. TCHAIKOVSKY: Romeo y Julieta. Francesca da Rimini. Sinfónica de Chicago. DG.

  85. TCHAIKOVSKY: Sinfonía n.º 4. Romeo y Julieta. Sinfónica de Chicago. Teldec.

  86. TCHAIKOVSKY: El Cascanueces. Nadja Saidakova, Oliver Matz, Vladimir Malakhov. Ballet de la Deutsche Staatsoper, Patrice Bart. Staatskapelle de Berlin. DVD y Blu-ray Arthaus.

  87. VERDI. Réquiem. Harteros, Garança, Kaufman, Pape. Scala de Milán. Blu-ray y CD Decca.

  88. VERDI. Obertura de Las vísperas sicilianas. Cuarteto (versión orquestal). Cuatro piezas sacras. Liubov Medvedeva. Coro de la Radio de Berlín. Filarmónica de Berlín. Digital Concert Hall.

  89. WAGNER. Páginas orquestales de Los maestros cantores, El Holandés errante y Tristán e Isolda. Orquesta de París. DG.

  90. WAGNER. Páginas orquestales de El anillo del nibelungo. Deborah Polaski. Sinfónica de Chicago.

  91. CONCIERTO DE AÑO NUEVO DE LA FILARMÓNICA DE VIENA DE 2014. Obras de Eduard Strauss, Josef Strauss, Johann Strauss I, Johann Strauss II, Joseph Hellmesberger II, Richard Strauss, Josef Lanner y Léo Delibes. Blu-ray y CD Sony.

sábado, 19 de agosto de 2023

Klemperer: oberturas alemanas

Otto Klemperer y su Philharmonia Orchestra grabaron este célebre disco de oberturas alemanas entre mayo y septiembre de 1960 en el desaparecido Kingsway Hall londinense. El reprocesado de 2023 hace que suene bastante mejor que antes, aunque tampoco se trata de una grabación particularmente buena: la orquesta queda un poquito lejana.

El programa se abre con tres páginas de Carl Maria von Weber, comenzando por la de El cazador furtivo. Hay quien podría preferir una recreación con menos control y mayor “locura” romántica, toda vez que nos encontramos ante una página altamente visionaria, pero lo cierto es que Herr Klemperer triunfa por todo lo alto con su propuesta tan severa y rocosa como cargada de fuerza interior, perfiladísima en su arquitectura, en la que la concentración del fraseo –subyugante la introducción–, el tratamiento del color y las intervenciones solistas adquieren una abrumadora fuerza expresiva. 

La obertura de Euryante recibe una rocosa, rotunda, poderosísima interpretación, llena de fuerza pero capaz también de destilar encanto en la sección central, en la que Klemperer obtiene un fascinante sonido plateado.

Sigue la de Oberon, y ahí la relación temática con El sueño de una noche de verano de Mendelssohn se da también en lo interpretativo, tanto por la concentración llena de magia feérica de la introducción como por la tensión, siempre depuradísima en lo sonoro y sin merma alguna de la elegancia en el fraseo, que es capaz de conseguir la batuta. Solo se echa de menos un poquito de sensualidad.

Seguimos con Engelbert Humperdink y su Hänsel und Gretel. La obertura de la ópera es una verdadera genialidad interpretativa en la que, evitando cualquier blandura pretendidamente infantil, Klemperer saca todo lo que de poesía delicada tiene esta música sin renunciar, todo lo contrario, a la brillantez orquestal, a la densidad dramática y, sobre todo, a su jocoso sentido del humor. En la "pantomima" del sueño, aquella en la que bajan los ángeles, resulta increíble cómo el “antirromántico” maestro destila una espiritualidad tan intensa como sincera hasta alcanzar un clímax incandescente a más no poder, todo ello haciendo gala de un portentoso sentido de la plasticidad orquestal y, sobre todo, de un dominio de la arquitectura de tensiones que no tiene parangón.

Aparece a continuación Christoph Willibald Gluck, aunque en arreglo de Richard Wagner: obertura de Iphigénie en Aulide. La verdad es que Klemperer mira en buena medida al universo de Tristán e Isolda, aunque más en lo que se refiere al tratamiento de la masa orquestal –densa, granítica, imponente– que al fraseo, pura severidad neoclásica en manos del de Breslau. Eso sí, severidad cargada de potencia dramática.

Hay propina: una hasta ahora inédita obertura de Anacreón de Luigi Cherubini. Por lo visto había ruidos, que han sido eliminados para la ocasión por ordenador. Se agradece, porque música e interpretación son estupendas. ¡Qué arrolladora potencia expresiva la de la batuta!

Una cosilla: la obertura de Der Freischütz se puede localizar en las plataformas de streaming en alta resolución, pero si quieren el disco entero en su nuevo reprocesado hay que acudir a la caja de Klemperer completa. ¿Hace falta insistir en que se trata de una compra absolutamente imprescindible? 

jueves, 17 de agosto de 2023

Horas bajas de Barenboim en Chicago: decepcionante Quinta de Tchaikovsky

Ha sido triste repasar esta Quinta sinfonía de Tchaikovsky con Barenboim y la Sinfónica de Chicago registrada en vivo –abundan las toses– por Teldec en octubre de 1995. La recordaba como una interpretación rutinaria y poco interesante, sin más. Pues no. Hay en ella cosas extraordinariamente positivas, pero también errores de bulto que demuestran hasta qué punto su etapa como titular al frente de la formación norteamericana fue la menos interesante desde el punto de vista discográfico de toda la trayectoria del artista porteño.

El primer movimiento, gracias a la musicalidad de un Barenboim que evita todo lo melifluo y a la sonoridad maravillosa de la CSO, se encuentra admirablemente planteado y expuesto. Bravo. Los problemas comienzan en el segundo, en el que el maestro parece confiar en la intensidad emocional y descuidar la planificación, cayendo incluso en la brocha gorda. Muy intenso, mas no elegante no refinado el tercero. En el cuarto la inflamación extrema vuelve a hacer que el maestro caiga en el descontrol y hasta en la vulgaridad, de la que no se libra ni siquiera gracias a la superlativa respuesta de la formación norteamericana. Su realización de 2004 con la WEDO –escuchada en Sevilla, grabada después en Génova– desarrollará el concepto con mayor control y finura, mientras que con la Filarmónica de Berlín en 2014 ofrecerá una recreación ya sensacional y a la altura de su talento.

La Obertura 1812 que se grabó por las mismas fechas y completa el disco de Teldec no puede competir con la que los mismos intérpretes habían registrado en 1981 para DG. Esta más reciente resulta mucho más natural que la anterior, menos estudiada, pero también menos paladeada (14’53’’ frente a 15’55’’) y ajena los logros de los pasajes líricos de aquella, que sonaban más punzantes y emotivos. Menos personal, a la postre, y un tanto de cara a la galería. La orquesta vuelve a estar soberbia, pero es preferible escucharla en esta obra con Solti y con él mismo.

miércoles, 16 de agosto de 2023

Maazel dirige Bartók en Berlín

Temprana toma digital realizada por DG en diciembre de 1979 –Jesus-Christis-Kirche– para un disco con Lorin Maazel y la Filarmónica de Berlín (¿se postulaba ya como sucesor del anciano Karajan?) haciendo el Concierto para orquesta de Belá Bartók. Como era de esperar, la técnica portentosa del maestro se une al virtuosismo de la orquesta alemana para ofrecer una recreación de nítidos perfiles, tímbrica tan rica como adecuada –esto es, moderadamente incisiva– y apreciable fuerza expresiva, pero los resultados son un tanto irregulares.

 

Así, el primer movimiento puede resultar pesante en algún pasaje, si bien termina acertando en la construcción de tensiones y en su aliento dramático. El segundo, acertado en su sentido del humor un tanto sarcástico, está increíblemente bien trazado y funciona de maravilla. La atmósfera densa del tercero está muy bien recreada sin necesidad de tender hacia lo post-impresionista. Se precipita el cuarto, careciendo por ello de cantabilidad en sus melodías; descarado y algo burdo su sentido del humor. El Finale es arrollador y sabe combinar el sabor folclórico –atractiva la aparición del tema bailable en 2’42’’acelerando el tempo- con el sentido del humor, la brillantez y el júbilo, pero sin caer en excesos ni hinchar el final

Los mejor llega en la propina, las Dos imágenes op. 10. De nuevo Maazel utiliza su soberbia técnica para realizar un inmejorable análisis de colores y texturas, pero también para ofrecer una recreación que sabe aunar carácter evocador, sabor magiar, sentido del ritmo –segundo número, Danza rústica– y brillantez, todo ello obteniendo un fabuloso rendimiento de la orquesta dentro de una visión que no necesita resaltar aristas para sacar a la luz las maravillas que hay en esta obra temprana.

lunes, 14 de agosto de 2023

Maazel Dos Caras hace Dvorák

Como el villano de Batman, Lorin Maazel tenía dos caras: la buena y la horrorosa. La gracia es que podía enseñarlas  en un mismo concierto, incluso en un mismo disco. Por ejemplo, este de la serie Eloquence de DG que trae las Sinfonías nº 7 y 8 de Dvorák con la Filarmónica de Viena.

La Séptima se grabó en la Musikverein en febrero de 1983. En ella hace uso de su técnica prodigiosa para trabajar a la orquesta con pinceles muy finos, aclarando texturas y haciendo que la fWiener Philharmoniker despliegue su increíble potencial de belleza sonora. También para trazar la arquitectura con solidez y ofrecer algún detalle que, la verdad sea dicha, se podía haber ahorrado. En cualquier caso, lo importante es que se cree la obra y alcanza un buen equilibrio entre los aspectos líricos y los dramáticos, redondeando una versión pudiendo parecer un tanto superficial, y ciertamente quedándose lejos de la mezcla de efusividad y desgarro que otros grandes maestros han conseguido con la extraordinaria página, no deja de atraparnos desde el principio hasta el final.

La Octava es anterior, de marzo de 1981. Ya en los primeros segundos quedan claras dos cosas. Una, que los violonchelos de la formación austriaca no encuentran parangón con los de ninguna otra orquesta que haya existido. Dos, que Maazel va a abordar la obra recreándose en la belleza sonora a su disposición, pero desde una óptica más bien trivial. Así las cosas, el primer movimiento va a ser una yuxtaposición de momentos muy vistosos, grandes hallazgos a la hora de analizar el entramado polifónico y pasajes de irritante frivolidad. El segundo está bien, pero sin que la poesía y la intensidad dramática que han conseguido otros directores salga a la luz. El Scherzo es insufrible, toda una muestra de amaneramientos y cursilerías que deberían haber llevado al productor discográfico a rechazar el resultado. Y el Finale, pues muy animado pero bastante superficial, rematando en una coda increíblemente hortera. En fin, cosas de Maazel Dos Caras.

El Beethoven de Menuhin y Klemperer

Otro reprocesado milagroso: el Concierto para violín de Beethoven por Yehudi Menuhin, Otto Klemperer y la New Philharmonia Orchestra registrado por EMI en el Kingsway Hall de Londre en enero de 1966. Aún hay cierta distorsión en los tutti, pero ahora suena con un cuerpo y una pegada impresionantes.

Por lo demás, lo interesante de esta singular y extraordinaria interpretación es el fuerte contraste entre el violín lírico y cantable de Menuhin con el antirromanticismo granítico, dramático y severo de Klemperer, de una concentración imponente –pese a la lentitud extrema– y como siempre genial a la hora de construir bloques sonoros.

A la postre, se produce un diálogo de lo más enriquecedor: en el primero se impone la batuta, en el segundo el violín –no en su mejor momento técnico, eso ya lo sabemos– se explaya con esa especial poesía, plena de naturalidad y de humanismo, que habitualmente asociamos con el mítico violinista, mientras que en el tercero las dos partes llegan a un punto de encuentro que otorga espacio para la luminosidad que la música demanda, pero sin bajar nunca la guardia.

domingo, 13 de agosto de 2023

Hace un mes, en una ciudad rota

Hace justo un mes, a esta misma hora, caminaba por las calles de Nicosia sin remotamente imaginar que en unos minutos iba a resbalar de tal manera que se me fracturaría el húmero, tendría que repatriarme al día siguiente, pasar por el quirófano y entrar en un lentísimo proceso de recuperación que no ha hecho más que empezar: el dolor sigue siendo continuo, mientras que el brazo izquierdo permanece casi por completo inútil.



Caminaba por Nicosia, decía, y sacaba las fotos que ven ustedes ahí. Fotos de una ciudad vergonzosamente dividida. En julio de 1974, un intento de golpe de estado en Chipre llevó a Turquía a invadir el tercio norte de la isla con la excusa de proteger a la población turco-chipriota. El golpe fracasó, pero las tropas se quedaron. Las migraciones de un lado al otro de la frontera fueron inmediatas. Los limpiezas étnicas marcaron a la población. Muchos tuvieron que huir con lo puesto.
 
 
Así, hasta el día de hoy. Ningún estado del planeta, salvo Turquía, reconoce a la autodenominada República Turca del Norte de Chipre. La reconciliación parece imposible, porque ninguna de las dos partes está dispuesta a ceder en un asunto en el que los bienes inmuebles han cambiado de manos y con el fondo de diferencias religiosas insalvables. Nicosia permanece dividida en dos por una "Green Line" que recuerda demasiado al Muro de Berlín.

 

Un deseo, irrealizable: volver a Chipre dentro de unos años con el brazo completamente recuperado, completar mi visita por una Nicosia ya unificada y encontrarme con un territorio en el que las tropas turcas han abandonado la isla, el estado del norte ha desaparecido y los turcochipriotas viven en completa armonía con los grecochipriotas en una república completamente democrática. Como digo, irrealizable.


viernes, 11 de agosto de 2023

Schubert de Klemperer, con asombrosa propina (¿era Walter Legge tonto del culo?)

Febrero de 1963. Otto Klemperer y su Philharmonia Orchestra graban la Sinfonía inacabada –para mí, incompleta, pero esa es otra cuestión– de Franz Schubert. Comenté el resultado en mi discografía comparada de la magistral página, pero vuelta a escuchar en la asombrosa restauración realizada por Warner, reformulo el comentario de la siguiente manera:

"Un arranque particularmente nervioso ya nos pone sobre aviso de que esta va a ser una interpretación que tiene poco que ver con el Klemperer de aquellos años. Efectivamente: aun sin renunciar a su sonoridad granítica, con esas maderas tan peculiares de la Philharmonia moldeadas a su imagen y semejanza, como tampoco a su particular lirismo amargo, el de Breslau propone una interpretación bastante rebelde y encrespada, muy dramática. Funciona muy bien, en todo caso, el primer movimiento, que Klemperer lleva con la rapidez que pide la partitura pero que no respetan muchos maestros. El problema está en el Andante con moto, un tanto escasa de concentración, de poso filosófico, como también de esa particular elevación poética, a medio camino entre lo terrenal y lo espiritual, que esta música necesita, quizá por empeñarse el de artista en imponer su particular óptica: mucho más de sentido trágico que de vuelo lírico, de sensualidad o de poesía."

Mes de mayo. Sinfonía nº 5 del mismo autor. El de Breslau juega fuerte intentando lo imposible: minimizar los aspectos más amables y sensuales de esta música para potenciar en su lugar todo el dramatismo subyacente, pero sin perder elegancia, belleza sonora ni equilibrio clásico. Sale airoso del empeño gracias a una asombrosa capacidad para obtener la máxima depuración sonora, clarificar texturas y planificar tensiones, todo ello sin renunciar a la musculada redondez del sonido orquestal sin que ello le haga caer en lo masivo: el Menuetto, además de alcanzar un insólito carácter sombrío, posee una agilidad admirable. Eso sí, quien busque luminosidad y picardía, aquí no las hallará.

Y llegamos al 7 de noviembre. Walter Legge prueba con el primer movimiento de la Sinfonía nº 4, "Trágica". Se hace una sola toma, con ruidos varios y gritos del anciano maestro. El resultado conoce ahora su primer lanzamiento mundial, como propina en este disco comentado. Y lo que se escucha en verdadero prodigio: pocas veces se habrá conocido una interpretación con semejante pathos, y ninguna con una claridad tan absolutamente asombrosa (¡qué manera de delinear la parte de las maderas!). De lejos, la más genial recreación de esta página que conozco. ¿Cómo es posible que no se realizara la grabación de la obra completa? ¿Era Walter Legge tonto del culo? Misterios incomprensibles del mundo de la fonografía.

jueves, 10 de agosto de 2023

Klemperer dirige Wagner (I)

Primer volumen de los tres dedicados a la música orquestal de Richard Wagner de la nueva edición Otto Klemperer de Warner, grabaciones toda ellas de 1960 realizadas en el Kingsway Hall, siempre  con la Philharmonia Orchestra.

La obertura de Rienzi encuentra una soberbia mezcla de cerebro, técnica y emoción en una lectura admirablemente planificada, dicha con entusiasmo –el maestro se permite incluso algún momento extraordinariamente encendido–, de grandeza ajena a la retórica y con un tan sobrio como sincero vuelo lírico. Dicho esto, me quedo con la versión de Karl Böhm con la Filarmónica de Viena, más noble y elegante.

La de El holandés errante recibe una impresionante recreación llena de fuerza, tensión y carácter visionario, con una cuerda encendida a más no poder y unos metales rugientes que poseen un muy adecuado punto de aspereza. La orquesta alcanza una plasticidad asombrosa, tratada como siempre con una especial atención a las maderas. Estas últimas, por descontado, resultan esenciales para destilar el sarcástico sentido del humor del maestro cuando aparece el tema de las hilanderas. 

No hay rastro ni de misticismo ni de despliegue orgiástico en Tannhäuser, pero la fuerza expresiva y la solidez constructiva de esta tan discutible como genial versión, soberbiamente tocada y de una claridad pasmosa, resultan fascinantes.

El preludio del acto I de Lohengrin vuelve es otro prodigio de arquitectura, increíble planificación horizontal de tensiones en la que se alcanza una extraordinaria fuerza interna sin forzar nunca el discurso. Y también de planificación vertical, todo ello desplegando unas riquísimas texturas plateadas. Y, eso por descontado, aunque la sonoridad sea bellísima, se encuentra está muy lejos de lo dulce. Falta quizá un punto de carácter visionario en el clímax. 

¿El sonido? Muchísimo mejor que antes, pero  creo recordar que el SACD japonés que circuló no hace mucho sonaba todavía de manera más increíble para la época.

martes, 8 de agosto de 2023

Klemperer: metamorfosis y muerte, pero no transfiguración

Klemperer grabó Muerte y transfiguración de Richad Strauss al frente de su Orquesta Philharmonia entre octubre y noviembre de 1961.  La arquitectura es impecable. La claridad, impresionante. Tremenda la tensión dramática. Por desgracia, el proverbial rechazo del de Breslau de todo lo que signifique sensualidad, delectación y magia sonora termina desequilibrando una interpretación espléndida en los momentos más escarpados y terribles de la página –en absoluto puede hablarse aquí de “director distanciado”– pero alicorta cuando tiene que resultar lírica o espiritual. A la transfiguración le falta elevación poética, aun siendo encendidísima en su clímax.

El disco original, y su reedición por Warner Classics, se completaba con la sobrenatural Metamorfosis, registrada en noviembre de 1961. De nuevo Klemperer se aparta de todo lo que signifique sensualidad, atmósfera o decadentismo para construir una interpretación eminentemente arquitectónica, un monumental edificio en la que las tensiones se extreman y se ponen en primer plano alcanzando momentos de extraordinaria intensidad, lacerantes a más no poder e incluso al borde de la desesperación, pero sin perder la más absoluta sobriedad, ni la pureza de las líneas ni el equilibrio polifónico. ¿El resultado? Una versión “rara”, pues, nada otoñal y muy moderna, que fascina al tiempo que resulta discutible en su planteamiento.

Tras el reprocesado de 2023, Metamorfosis suena increíblemente bien, como si estuviera grabada ayer mismo. ¡Qué cuerda grave! Muerte y transfiguración, por desgracia, no logra eliminar por completo la distorsión tímbrica del original.

Amfortas! Die Wunde!

Esta mañana me terminaron de quitar todos los puntos. Bueno, las grapas que me cosían el antebrazo. Me ha quedado una enorme cicatriz que ciertamente no supura, pero que anda aún fresca y va inseparablemente unida al dolor –aún las veinticuatro horas del día– que procede de la operación del húmero. Por eso mismo me siento un poco con el pobre Amfortas de Parsifal. Eso sí, tengo mi ungüento traído por Kundry de tierras lejanas. Del sur de Chile, para concretar.


Al parecer, va estupendamente procesos de cicatrización. Quede ahí la recomendación para quienes se vean en un caso parecido al mío.

Klemperer, más stravinskiano que Stravinsky

Klemperer registró la Sinfonía en tres movimientos en marzo y mayo de 1962. No deja de resultar una paradoja que su recreación sea más stravinskiana que las del propio Stravinsky. Entiéndase con ello que es menos inmediata y visceral, más distanciada. También considerablemente más intelectual, y al mismo tiempo –no es contradicción– más irónica y con mayor retranca. Pero no por ello le faltan precisamente (¡todo lo contrario!) tensión interna, vigor rítmico y carácter opresivo.

En cualquier caso, lo más digno de admiración es la increíble manera en la que el de Breslau disecciona el entramado de la partitura, en la que individualiza y colorea de manera expresiva cada una de las líneas, poniendo de relieve mejor que nadie la magistral escritura de esta página. A destacar muy especialmente lo que hace con el Andante, en el que con la complicidad de las inigualables maderas de la Philharmonia Orchestra destila una mezcla de sensualidad y de espiritualidad inquietante que en cierto modo nos acerca a La canción de Bernadette, la película para la que se supone que el ruso pensó originalmente esta música, sin hacer la menor concesión a lo naif.

La Suite de Pulcinella la registró entre 1963 y 1964. Haciendo uso de tempi francamente lentos manejados con la indesmayable tensión soterrada que le caracteriza, al tiempo que realiza un insuperable análisis del tejido instrumental, el de Breslau construye una lectura de asombrosa claridad en la que, en el plano expresivo, el amargor, la ironía en absoluto inocente y el sarcasmo se imponen por encima de cualquier otra consideración –tristísima la Serenata, de una melancolía sin rastro de blandura–. Ahora bien, lo hace manteniendo el sentido de la elegancia, del distanciamiento y de la obsesión por la forma que son propios del Neoclasicismo. Un milagro, vaya.

¿El sonido tras el último reprocesado? Espléndido el de Pulcinella, algo distorsionado el de la Sinfonía.

lunes, 7 de agosto de 2023

El Haydn de Klemperer, vigencia absoluta

Uno de los discos que, de los que hasta ahora llevo escuchados, mejor suena (¡lo hace maravillosamente bien!) dentro de la imprescindible nueva edición Klemperer lanzada por Warner, es el registrado en septiembre de 1965 en los estudios de Abbey Road con las sinfonías nº 100, “militar” y nº 102 de Joseph Haydn. Sí, un Haydn con orquesta grande, pero no por ello romántico, cosa poco menos imposible con semejante director. El suyo es más bien un Haydn rotundo, severo, racional, pero de una fuerza avasalladora y teñido por ese particular sentido del humor, en absoluto amable ni risueña, sino más bien de reconcentrada mala uva, del que acostumbraba gala el de Breslau. Si alguien busca chispa y galantería, que lo haga en otra parte.

La Sinfonía nº 100 ofrece un primer movimiento amplio y de tintes dramáticos, sin olvidar un sentido del humor muy caustico. Segundo amplio y con vuelo lírico, también con un clímax militar muy dramático –decididamente fragoroso– e implacable. Tercero severo y muy bien delineado. Presto final nada rápido ni brioso, pero dicho con una lógica aplastante. Todo posee una tensión interna controladísima e implacable, si bien lo más increíble sea quizá la claridad de planos y el estudio de la polifonía que realiza el maestro: ni a Boulez se le han escuchado cosas así.

La Sinfonía nº 102 recibe otra versión “a lo grande”, poderosa, sin resultar en absoluto pesada ejecutada además de manera prodigiosa y de una claridad excepcional. Su fuerza y cantabilidad son admirables, como también la manera de combinar densidad y agilidad, verdadera cuadratura del círculo solo alcanzable por una batuta extremadamente genial: es el caso.

En fin, un Haydn de completa vigencia que suena ahora mejor que nunca. No se lo pierdan.

domingo, 6 de agosto de 2023

Oistrakh-Klemperer, recuperado

El Concierto para violín de Brahms que grabaron David Oistrakh, Otto Klemperer y la Orquesta Nacional de la Radiodifusión Francesa para EMI en junio de 1960 no sonaba bien. Pensé que era cosa de la acústica de la Sala Wagram, pero no: tras el reprocesado de la edición 2023 suena estupendamente para la época. Lo pueden ustedes encontrar en streaming de alta definición en las plataformas habituales, dentro del lanzamiento titulado "Legacy of a Legend".

La interpretación probablemente la ya conozcan ustedes. Lo del violín es descomunal. Lo es por su sonido increíblemente sólido, de agudos brillantísimos pero nada hirientes y un grave robusto, siempre con homogeneidad total. También por un virtuosismo tremendo que no se nota en absoluto, porque el músico va directamente a la esencia de las notas. Y lo es, sobre todo, porque se trata de una recreación incandescente y de marcados acentos dramáticos, mucho antes que sensual o evocadora, sin que ello impida que paladee las melodías con lirismo intenso y un punto amargo, ni que deje de ofrecer garra y nervio bien entendido en el tercer movimiento.

No puede haber, para este concepto, acompañamiento mejor que el de Klemperer, poderoso y rotundo pese a no tener a su orquesta habitual delante –logra que las maderas suenen “a Philharmonia”–, de fraseo concentrado, cargado de pathos, y tampoco muy interesado precisamente por los aspectos más sensuales y tiernos –la introducción, sin ir más lejos, se queda algo corta– de la música brahmsiana.

El resultado es una interpretación viril, dramática, concentrada y poderosa, de trasfondo doliente pero también cargada de rebeldía, de empuje y de arrebato controlado. Las hay aún mejores, pero esta es imprescindible conocerla.

La Nuevo Mundo de Klemperer

Como aperitivo de una discografía comparada que estoy preparando de la Sinfonía nº 9 de Dvorák, vaya aquí el comentario de la lectura que registró entre octubre y noviembre de 1963 el grandísimo Otto Klemperer al frente de su Philharmonia Orchestra en el Kingsway Hall de Londres. Volví a escucharla ayer, esta vez en el nuevo reprocesado que ha aparecido en la monumental e imprescindible edición dedicada por Warner al maestro de Breslau: el contrario de lo que ocurre con la mayoría de los títulos, que ahora suenan de escándalo, aquí la toma sigue resultando un poco difusa.

Interpretativamente, se trata de una lectura todo lo singular que podía esperarse. La poderosísima personalidad del maestro queda bien de manifiesto en esta interpretación asombrosamente bien tocada, rigurosísima en su concepto y sin concesión alguna al oyente. Adiós a la delectación melódica, a la contemplación más o menos paisajística y a la brillantez épica. La mala leche de Klemperer se impone sobre cualquier otra consideración y los aspectos más dramáticos de la partitura adquieren singular protagonismo. No es esta una postura muy distinta a la de István Kertész en sus dos grabaciones para Decca, pero hay diferencias importantes. El húngaro era más directo y vehemente, el de Breslau guarda las distancias.

Por eso mismo Klemperer no convence tanto como su colega en un primer movimiento que podía alcanzar mayor garra dramática. En el Largo no hay rastro de sentimentalismo; tampoco lo hay de poesía, aunque la congoja interna no deja de asomarse de vez en cuando. El Scherzo es un prodigio, sin duda el mejor diseccionado de la discografía: probablemente ninguna otra batuta ni orquesta –increíbles las maderas– han alcanzado semejante capacidad de clarificar todos y cada uno de los planos sonoros, no solo en sus líneas melódicas sino también en su singularidad tímbrica (¡adiós a la belleza, viva la rusticidad bien entendida!). Todo ello, claro está, dentro de una expresión recia, severa y bien tensada, intensísima pero siempre bajo el más estricto control. Expresión que vuelve a primar en un Finale que no es exactamente “Allegro” ni “con fuoco”, pero que resulta personalísimo, coherente y genial.

miércoles, 2 de agosto de 2023

Algunos de mis favoritos de música medieval

Me sigue doliendo al escribo en el teclado del ordenador, así que improviso una entrada bastante tonta, pero que no me supone mucho esfuerzo físico. Repárese en que se no se trata de "las mejores grabaciones de música medieval". Simplemente, ofrezco una pequeña lista de discos de este repertorio que me han impresionado muchísimo, o que en su momento supusieron un punto de inflexión importante en mi trayectoria de melómano. He procurado rotular bien de cara a los lectores invidentes. Si estos necesitan más datos, que me lo hagan saber. Gracias.

 

 

 





 

Sinfonía "Incompleta" o "Inacabada" de Franz Schubert: discografía comparada

ACTUALIZACIÓN - 23.X.2025 La entrada original se publicó el 30 de mayo de 2021, conociendo una ampliación el 12 de agosto de 2023. Al hilo d...