Lo siento, pero cada día tengo más claro que a veces no se puede, ni se debe, ser respetuoso con quienes se dedican a lo mismo que uno. Hoy el señor Nicolás Montoya, médico y actor muy vinculado al Villamarta, ha batido todos sus récords en su crítica del Trovatore –a mi entender, muy desigual en lo musical y horrendo en lo escénico– que se ha hecho esta mañana en el teatro jerezano. Aquí tienen el enlace al texto publicado por Diario de Jerez, y abajo un extracto del mismo que no necesita de más comentario por mi parte. Todo él es asombroso, pero hay momentos tan escalofriantes que he querido subrayarlos en negrita.
"Todos ellos con un fraseo muy correcto y elocuente, timbres muy atractivos, tesitura adecuada a su voz y fineza a la hora de atacar las notas. Una Leonora impresionante. Con una fuerza espiratoria tal que le permite crear personaje en todo momento, sin abombar y haciendo que la glotis fuese protagonista, con tonos bemoles que acompañan a su personaje desde el aria de salida del primer acto hasta el más conocido y sublime del cuarto. Una mezzo y un tenor en tonalidades sostenidas. Con sorpresas, por dar importancia incluso a nivel del barítono a una mezzo que en pocas ocasiones es tenida tan en cuenta. Siendo capaz de abrir los sonidos sin esfuerzo y que en ocasiones se encarga de acercarse a una soprano delicada. Mientras, la línea del tenor consigue afianzarse en lo limpio y sonoro de la garganta subiendo sin problemas en la cabaletta, intensificando emociones y acelerando el ritmo musical sin problemas de respuesta torácica."
Bueno, al final sí que voy a añadir algo. ¡Basta ya del tomar el pelo al personal! Comprendo que haya medios que no tienen a su alcance a nadie que escriba una crítica de ópera de manera decente; o que las tienen pero no quieren contar con ellas porque aquellas se niegan a seguir los dictados que vienen de arriba; o que, sencillamente, no están dispuestos a pagar por una firma con un mínimo de solvencia. Pero en ese caso lo mejor es no publicar nada antes que hacer el ridículo de manera semejante.
Miren ustedes, cualquier trabajo –y escribir en un diario, aunque sea con intermitencia, es un trabajo– hay que procurar realizarlo de manera decente. Esa crítica resulta por completo indecente por su mezcla de ignorancia, cursilería y pretenciosidad. Y así lleva muchos años este señor en ese mismo medio. Mal asunto si seguimos callados ante circunstancias semejantes.