sábado, 13 de diciembre de 2025

Sexta de Mahler por Saraste

Vaya por Dios, me cancelan por segunda vez. Ayer Martha Argerich nos dejó plantados a quienes nos habíamos gastado casi cien euros en escucharla en Sevilla (¡menos mal que el Maestranza tuvo la deferencia de devolvernos las entradas, porque muchos íbamos por la diva y no por Dutoit!), y hoy mismo Andris Nelsons anuncia que, "por motivos familiares", renuncia al concierto de la semana que viene con la Concertgebouw para el que un servidor ya tenía entrada. A ver, el motivo de mi viaje es ver Ámsterdam por primera vez, sumergirme en mi adoradísimo Rembrandt y escuchar una Cuarta de Mahler con la Concertgebouw y en la Concertgebouw, pero sin Nelsons no es lo mismo: lo que le escuché con esta obra en Sevilla me pareció difícilmente superable, así que cualquier cambio forzosamente tiene que ser a peor.


Como habrán imaginado por el título de esta entrada, le sustituye Jukka-Pekka Saraste. Movido por la curiosidad, en lugar de seguir esta tarde el concierto de la Filarmónica de Berlín precisamente con Nelsons he visto a través de YouTube la Sexta de Mahler que el maestro finlandés ofreció al frente de la Filarmónica de Oslo el 11 de marzo de 2022, filmación en 4K cortesía de la propia orquesta. ¿Satisfecho? A medias. 

El primer movimiento me ha parecido bueno, sin más: todo en su sitio, claridad suficiente y pulso bien sostenido, pero sin esa tensión interna y esa virulencia sonora que la música necesita. Eso sí, ni rastro de blanduras, preciosismos ni amaneramientos. ¡Qué alivio! Saraste coloca el Scherzo en segundo lugar. Le sale bien, solo eso. Poco demoníaco y algo rutinario, aunque siempre dentro de un notable nivel de exposición.

El sublime Andante moderato le queda frío. No sé si la intención es la de apartarse del Mahler pegajoso y en éxtasis de otros directores, o quizá simplemente intenta mirar al futuro antes que al pasado romántico, pero lo cierto es que tanto distanciamiento no es conveniente. Por fortuna, funciona muy bien el gran clímax del movimiento, no diré emotivo pero sí bien construido y de apreciable intensidad sonora, en el mejor de los sentidos.

El nivel sube considerablemente en el Finale, magnífico todo él: ahí la intensidad dramática, el sentido trágico y la desesperación de esta música salen a flote sin que el maestro pierda las riendas. Todo calculado, pero manteniendo la frescura y la sinceridad que la música demanda, amén de obteniendo un soberbio rendimiento de una orquesta que no es de primera. Por cierto, hay tercer golpe de martillo.

¿Recomiendo el visionado? A los muy mahlerianos, sin duda. El resto debe seguir acudiendo a Barbirolli, Bernstein digital o Rattle 2011. Aquí va el enlace a la discografía comparada. No sé qué puntuación se llevaría esta de Saraste. ¿Siete y medio?


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