He escuchado el completo el Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena 2025. Transmisión de RTVE, por cierto: en mi equipo de música quedaban en evidencia los problemas de la pista de audio. Confieso no haber prestado especial atención, porque ya hace algún tiempo que este evento ha dejado de interesarme, así que no puedo hacer una reseña del mismo. Pero seguro que alguien me preguntará, así que dejo por escrito que a mí me ha gustado, de manera relativa en la primera parte –siempre la de menor interés– y bastante en la segunda.
Como era de esperar, Riccardo Muti ha ejercido de él mismo. Y es que este señor tiene unas maneras que, aun evolucionando desde la aspereza de la etapa New Philharmonia –en cierta medida condicionada por la orquesta– hacia una mayor suntuosidad sonora con Philadephia y Chicago, las señas de identidad siempre han estado ahí: sonoridad muy robusta –gran importancia de la cuerda grave–, cierta "chulería" en los metales, enorme vigor rítmico, cantabilidad elevada aun moderándose en la delectación melódica, elegancia digamos que "viril" –entiéndanme bien: antes Rubinstein que Arrau–, desarrollado sentido dramático y rechazo de cualquier amaneramiento.
¿Y qué significa esto aplicada a la música de los Strauss y compañía? Pues sonoridad particularmente sinfónica –nada de levedades– y concepto en el que la frivolidad, la delicadeza y la ensoñación de esta música se ponen en relativo segundo plano –solo eso, relativo– frente al empuje, la rotundidad, la densidad tanto sonora como expresiva y la tensión interna. No, no es Muti maestro de perderse en preciosismos ni de forzar rubatos, como tampoco de recrearse en la bellísima sonoridad de la orquesta, con independencia de que la haga sonar de manera portentosa y trabaje muy bien planos sonoros y gama dinámica. Lo suyo es platearse la obertura de El barón gitano como un maravilloso poema sinfónico, llenar de fuerza El bello Danubio azul o incluso ofrecer alguna marcada contundencia –en todo el concierto muy presentes los timbales– en la Marcha Radetzky. Aunque también, todo sea dicho, sabe destilar picardía en la Annen-Polka y efervescencia en una rutilante Tritsch-Tratsch-Polka. Muti, al contrario que Thielemann o Welser-Möst, no pierde el sentido del humor. Ah, el vals escrito por Constanze Geiber no me ha parecido de particular interés. Compositora de enorme talento, dijo Martín Llade. Pues vale: tendré que escucharle más cosas.
El año que viene dirige Yannick Nézet-Séguin. Bien hecho, porque ya iba siendo hora de que se renovara la lista de batutas en este concierto.
PD. La foto es de Dieter Nagl y procede del Facebook de la orquesta.
9 comentarios:
he disfrutado muchísimo este concierto, muti es garantia de música en mayúsculas sin añadidos ni asepsia.el Martin llade que se vaya a tocarle el bombo a broncano.que manera tan ruin y seudo graciosa de cargarse una transmisión con comentarios de nulo gusto.
El director que la Filarmónica de Viena ha escogido para el Concierto de Año Nuevo de 2026, Yannick Nezet-Seguin, ha grabado una integral de sinfonías de Beethoven que a mí me parece de un mal gusto difícil de superar. A mí, personalmente, me ha parecido una provocación. Si no conocen, por ejemplo, su versión de la Quinta, les animo a que la escuchen. No sé si este director pretende mostrar una modernidad mal entendida, pero creo que hay otros directores y directoras jóvenes que, en mi opinión, se merecerían la invitación a dirigir este concierto mucho más que Nezet-Seguin.
Estoy de acuerdo con esa opinión sobre el ciclo Beethoven del maestro canadiense, pero quiero pensar que con los Strauss lo va a hacer mucho mejor. Otra cosa es que quizá pudieran haber barajado otras posibilidades igualmente exótica. Qué se yo, desde Rattle a Nagano pasando por Viotti. ¿Mi elección personal? Eschenbach.
No sé si me imagino a Christoph Eschenbach haciendo una gran actuación en el Concierto de Año Nuevo. Más bien yo tendría otras opciones: sobre todo Ivan Fischer y Jakub Hrusa. Lo de Kent Nagano o Rattle sería francamente curioso, teniendo en cuenta sus precedentes, pero casi me los creo más que Yannick. Aunque nunca se sabe: yo no confiaba en Georges Prêtre para el Concierto de Año Nuevo y fueron dos grandísimas actuaciones… ¡Lo mismo nos sorprende Yannick!
Lo que nos espera con el canadiense ( no ponen mujeres pero colocan un director LGTBI marido incluido) es la replica woke al musculoso y clasico Muti. Despues de todo aqui funciona la politica. Si quieren poner una mujer hay opciones de fuste como Marin Ashop o Nathalie Stuzmann. No lo van a hacer peor que Welser Worst o Thielemann.
No creo que vayan por ahí los tiros. Como sabes, ya ha habido algún director gay el 1 de enero...
Tendrían que haber invitado a dirigir el Concierto de Año Nuevo a Barenboim, que está en su mejor momento.
Y usted tendría que tomarse la pastillita, que hoy se le ha olvidado.
Yannick nos sorprenderá. En qué no lo se, pero es su naturaleza.
Aunque no sea el primer homosexual el 1 de enero...la tv austriaca enfocará a su marido como enfocó ayer a la Signora Muti o en su dia a la bella Maria Valverde? O, quien evita la oxasión evita el peligro... acudirá Mister Nézet?
Publicar un comentario