No lo esperaba, porque el máximo responsable de la decisión, no otro que Antonio Moral, fue en su momento el fundador de la revista y está recibiendo toda clase de elogios por la colección de grandes artistas que han desfilado por la Alhambra, pero lo cierto es que lo ha hecho: Scherzo ha publicado, echándole un par, un artículo de opinión criticando duramente que se retrase una hora –más posibles prórrogas– el concierto de clausura del Festival de Granada para no coincidir con el final de la Eurocopa y que, por si fuera poco, se instale una pantalla gigante el el Carlos V "para que aquellos que tengan su entrada para el concierto puedan seguir en directo el partido" (sic: leer comunicado oficial).
El artículo lo firma José Manuel Ruiz Martínez (leer), y en él se explican las cosas mejor y con más prolijidad que como yo lo hice ayer aquí. Lo que no sabemos es si del director saliente ha partido la idea, y ahí quería yo llegar: tan monumental es la catetada, tan grande debe de ser el pitorreo a nivel internacional, tan mancillado queda el prestigio que el Festival ha ido cosechando en esta edición, que debe hacerse público el nombre del individuo que ha tenido la ocurrencia. Si ha sido Moral –responsable último, pero no necesariamente ideólogo–, que dé la cara. Si ha sido algún personajillo del Ayuntamiento o –lo más probable– de la Junta de Andalucía del Partido Popular, de esos que desfilaron en la entrega de la Medalla de Oro a Argerich para que quedara claro quién mandaba ahí, que salga y que lo diga. Que pida perdón a los músicos y a los melómanos perjudicados. Y que, como a los Wagner, Strauss y Bruckner no se les puede decir ya nada, le rece una novena a Santa Isabel Schwarzkopf por hacer que los Cuatro últimos lieder agachen la cabeza ante la cosa futbolera.
Por lo demás, no quiero ni imaginar a esos melómanos que no aman el balompié entrando en el Carlos V a horas intempestivas, quizá viéndose obligado a aguardar en sus asientos mientras el asunto se alarga con tandas de prórroga y penaltis, teniendo que aguantar los comentarios de los locutores televisivos a todo volumen, sobresaltados por esas exclamaciones de emoción colectiva que a muchos nos resultan insoportables, para luego escuchar –que es a lo que han venido y para lo que han pagado– músicas tan introvertidas, delicadas y sublimes, tan necesitadas de concentración extrema, como los citados lieder de Richard Strauss o la Novena de Anton Bruckner. ¡Y qué decir de la filmación televisiva, que va a pasar a Mezzo y a Stage +! Porque si gana España, ya verán ustedes qué equipo de técnicos de sonido le pone filtros a las explosiones de petardos y cohetes que van a llegar, como mínimo, hasta In Abendrot. Aunque eso, ciertamente, ya no es responsabilidad del festival.
En cualquier caso, lo dicho: una monumental catetada. Que el responsable dé un paso adelante, por favor.
2 comentarios:
He visto el artículo de Jose Manuel Ruiz en Scherzo, y lo cierto es que su postura está razonada abundantemente y, creo, de manera bastante ecuánime. Desde luego, me parece que está mejor planteada esa argumentación que la de Justo Romero, que en Beckmesser ha defendido la decisión del Festival de manera, creo, poco convincente; más bien, dría yo que militante. Y por cierto, lo digo desde mi propia perspectiva como aficionado al fútbol.
Creo que el único argumento realmente válido que sirve para defender la opción que se ha tomado es una cuestión pragmática. Imaginemos que, por casualidades del destino, hubiera coincidido que un gol decisivo de España llegara justo en el postludio orquestal de “Im Abendrot”, y que los sonidos de celebración llegaran al Carlos V… En fin, creo que defender la decisión del Festival requiere un pensamiento más sólido.
No sé qué decirle, Javier. Ayer alguien que ha estado en Granada y que cuenta con información me aseguraba que la decisión ha sido contraria a los deseos de Antonio Moral, que le han colado un gol (nunca mejor dicho) desde altas instancias de la Junta de Andalucía (¿Juanma Moreno?). Sin embargo, el artículo "del señor que usted me habla" defendiendo la decisión me hace pensar más bien lo contrario. sea como fuere, la máxima autoridad sobre el festival es del fundador de Scherzo: si Moral no hubiese querido, el concierto no se hubiera retrasado. Y habida cuenta de que es director saliente, y que por ende en principio nada se juega sobre su futuro, bien que le podía haber dado un corte de mangas a la presunta imposición externa.
En cuanto a lo de los goles, ya sufrimos la terrible experiencia con el Bruckner de Barenboim durante la final del Mundial, ese en que ganó España. Por un lado, es cierto que, aunque la pirotecnia sea imposible de evitar, con el retraso se sortea la posibilidad de que las incidencias del partido boicoteen el concierto. Por otro, a mí me parece que las demás molestias son, globalmente, muy superiores a esta ganancia. Y si hay prórroga, no digamos.
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