miércoles, 13 de septiembre de 2023

John Williams rinde homenaje a Ozawa en Tokio

El pasado sábado 9 de septiembre John Williams (¡91 años y sigue dirigiendo, solo por debajo del récord increíble de Herbert Blomstedt a sus 96!) se puso al frente de la Orquesta Saito Kinen en Tokio. Aunque buena parte del programa era el mismo, no fue un concierto similar a los de Viena y Berlín, por dos razones. Una, que la edad del maestro llevó a que la primera parte del programa la dirigiera Stéphane Denève. Segunda y más importante, que la cita era un homenaje a uno de los grandes amigos del compositor de Encuentros en la tercera fase: Seiji Ozawa. El mismo Williams confesó ante las cámaras que el gran motivo de su retorno a Japón después de muchos años era ver a quien en su momento le nombró director de la Boston Pops. No estuvo el homenajeado presente en la sala, obviamente por problemas de salud. La segunda obra era precisamente Tributes! (for Seiji!), mientras que antes de tocar la marcha dedicada al hombre de acero el artista bromeó con el público diciendo que en japonés Superman se dice “Seiji Ozawa”.

Como los conciertos de Viena y Berlín ya los comenté por aquí, realizo un repaso somero. Se inició la velada –aquí era la una de la tarde: seguí el directo en Stage +– con Sound the Bells!, una obra menor que rinde homenaje a uno de los sonidos preferidos por Williams, el de la campana en sus muy distintas variantes. Tributes! tampoco es ninguna maravilla. Mucho mejor la suite de Far & Away que Williams suele tocar, para pasar luego a una monumental obra maestra: E.T. No hizo esta vez ninguna de las suites habituales, sino un tríptico de enorme interés: primero sonidos “de acción” con Three Million Light Years from Home, terminó con el celebérrimo Flying Theme, y en medio Stargazers, página íntima –“de campanitas”– que posee extraordinario refinamiento tímbrico y alberga una enorme emotividad. Tan sutil, eso sí, que muchos no se dan cuenta cuando ven la película de que esa maravillosa música está ahí. Espléndida la arpista en su decisiva parte.

Hasta ahí dirigió Stéphane Denève, un maestro de lo más irregular –le he escuchado cosas buenas y cosas malas- que aquí estuvo estupendo. A continuación –no hubo intermedio- salió Williams, en olor de multitudes. Primero la referida marcha de Superman, dicha sin mucha fuerza: la edad pasa factura a la batuta. No hubo problemas en este sentido con los tres números de Harry Potter, el segundo de los cuales no fue el habitual sino Fawkes the Phoenix, uno de los más bellos salidos de la pluma del Williams tardío, y una verdadera demostración –otra más– de la capacidad de este señor para tejer melodías largas y de amplio vuelo lírico. Una pena, por cierto, que su grabación con la Filarmónica de Viena de 2022 –largo tiempo soñé con escucharle esta música precisamente a esa orquesta– solo haya salido en streaming.

El punzante tema de Schindler’s List fue recreado por el concertino de la orquesta con corrección, solo eso: muy lejos del intenso dolor de Perlman, la belleza sin límites de Mutter y la mezcla de ambos enfoques realizada por Shaham. Sin particular interés las tres piezas de Star Wars: The Rebellion is Reborn, Princess Leia’s Theme y Throne Room & Finale. Sí que es bellísimo el Yoda’s Theme, primera propina. Las otras dos estaban cantadas: The Raiders March y The Imperial March. Me hubiera encantado escucharle otras cosas, porque estas están muy vistas, pero entiendo que los japoneses querían escucharle precisamente eso. Lógico. ¡Larga vida a Williams! Y también a Ozawa, aunque ya no dirija.

Por cierto, en unos días la plataforma Stage + cuelga el concierto en su archivo, entiendo que con más calidad aún que la que tuvo el directo.

2 comentarios:

Mireia P.B. dijo...

El conciero num 2 de violín que dedicó a Anne Sophie, casi es "doble concierto".
Y en el 2009 escribió un conciero para arpa dedicado a la que era entonces la arpista de la Boston Pops, Ann Hobson Pilot que se jubilaba tras 40 años de servicios ( que tuvo el mérito de ser una de las primeras personas negras en los 60 de ingresar en una de las grandes orquestas sinfonicas americanas).
Las arpistas muchas veces son "únicas" , como Challifoux maestra de Hobson y única mujer en la Cleveland de Szell o Ana Lemkes,única mujer que colaboraba con los de Viena y tras 22 años de servicio primera mujer en entrar en plantilla.

Pues el bueno de John ha regalado magnifica música a este instrumento. Algo mas en su haber.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Mireia, perdone usted que le conteste con retraso.

Efectivamente, en ese Concierto nº 2 hay partes muy importantes de arpa. Sony publicó hace poco su hermosa obra Highwood's Ghost, escrita para Jessica Zhou, la arpista principal de la Sinfónica de Boston. Y en el citado número la partitura de E.T. el arpa llega a tener la melodía principal, lejos del rol de poner pinceladas decorativas al que se suele relegar al instrumento. ¡Albricias!

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