Mañana martes 8 de febrero John Williams cumple noventa. El maestro no solo anda vivo, sino también en activo tanto en su faceta de compositor como empuñando la batuta. ¡Y tan en activo, que se acaban de anunciar un par de conciertos con la Wiener Philharmoniker para el mes que viene junto a la Mutter! Como director de orquesta, me parece que solo Herbert Blomstedt –noventa y cuatro añitos– le supera en la actualidad.
Lo dije en la entrada anterior: Williams es el compositor clásico más querido y admirado en todo el orbe terrestre. Personalidades como Lutoslawski, Ligeti o Boulez pasarán a la historia como lo que son, enormes genios de la escritura musical, pero me parece que el maestro estadounidense, un mero artesano al lado de semejantes nombres, va a pasar a la posteridad con la misma gloria que ellos.
Porque el autor de La lista de Schindler ha sido el compositor sinfónico del siglo XX que mejor ha sabido alcanzar a un punto de encuentro entre el repertorio de la sala de conciertos y lo popular, llegando a todo tipo de público sin concesiones a la vulgaridad ni al mal gusto, aunque sí ciertamente al eclecticismo y realizando toda suerte de referencias a los más grandes. Todo ello, además, lo ha hecho defendiendo su música con enorme arte desde el podio en innumerables grabaciones, la mayoría de ellas al frente de la Sinfónica de Boston de la etapa Ozawa bajo el nombre de Boston Pops.
Con su éxito tiene bastante que ver, dirán algunos, la suerte que ha tenido de colaborar repetidamente con el director más comercial de Hollywood, Steven Spielberg, y de participar en películas de especial popularidad. Yo diría que más bien es al revés: son el citado cineasta y esas cintas que tenemos en mente los que han tenido la fortuna de tener a Williams a su servicio. ¿Creen ustedes que Star Wars, Superman, Encuentros en la tercera fase, Indiana Jones, E.T o Harry Potter hubieran sido lo mismo sin sus respectivas partituras? Ni soñarlo. No dudo que nuestro artista se ha beneficiado de estar ahí en el momento apropiado, pero está claro que él ha aportado al cine muchísimo más de lo que el séptimo arte le ha aportado a él.
En la próxima entrada hablaré de la edición realizada por Deutsche Grammophon de su concierto con la Filarmónica de Berlín, que ya he tenido la oportunidad de escuchar. Mientras tanto, Feliz Cumpleaños, Maestro Williams.
3 comentarios:
Cuántos quisieran estar a los 75 como está Williams a sus 90 añazos. Da gusto verlo dirigir y hablar. Aún estoy esperando a que me llegue la edición especial del concierto de Berlín, pero he podido verlo desde la web de la BBC y se le ve entusiasmado y lleno de energía. Aún recuerdo cuando se rumoreaba sobre su retirada profesional a mediados-finales de los 90. Visto con perspectiva, habría sido un crimen, la verdad, pues nos habríamos perdido grandes momentos musicales.
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Al final no publicó el comentario de este disco de Williams con la Filarmónica de Berlín.
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