sábado, 22 de febrero de 2025

Programa Richard Strauss con Andris Nelsons, Buchbinder y Gewandhaus en Hamburgo

La visita el próximo lunes de Andris Nelsons y la Orquesta del Gewandhaus de Leipzig resulta lo suficientemente importante –la gente parece no darse cuenta– como para dedicarle varias entradas en este blog al binomio. Así, como complemento al perfil del maestro letón presentado ayer, podemos decir algo sobre el concierto que maestro y orquesta ofrecieron en la Elbphilharmonie de Hamburgo el 28 de mayo de 2022 dedicado en exclusiva a Richard Strauss, y con el concurso de Rudolf Buchbinder como solista. Lo tienen ustedes en la plataforma Stage + con buen sonido, pero sin imagen 4K.

Se abrió el programa con Don Juan. Otro más a cargo de Nelsons, habría que añadir. Se parece poco a la grabada años atrás con la Sinfónica de Birmingham, y mucho a la del año anterior para el ciclo DG con la misma orquesta sajona: la sensualidad, la elegancia y el sentido de lo amoroso se ponen en primer plano, aportando el sentido del rubato del maestro algunos detalles magistrales en este sentido, pero recuperando algo del vigor de antaño que se había perdido en el disco. Todo ello, claro está, con un lenguaje straussiano de primera clase y en complicidad con una formación que cuenta con algunos atriles de quitarse el sombrero: impresionante el primer violín en el lamento previo al duelo final. El resultado es una recreación que, sin ser referencial, se mueve a mucha altura.

Sigue la Burlesque para piano y orquesta, que Nelsons y los suyos habían grabado en junio de 2021 junto a Yuja Wang. Por parte de la batuta se trata de una espléndida recreación, un prodigio de estilo y depuración sonora. Eso sí, avanzando en la línea de su integral Strauss de Boston y Leipzig, esto es, profundizando en los aspectos más sensuales de la música al tiempo que pierde algo de pasión. La pianista china sintonizaba de maravilla con la parte más efervescente de la obra. Menos ágil que Yuja Wang y sin su variedad en el toque, Buchbinder ofrece en contrapartida un espíritu interpretativo más “vienés”, lo que en esta obra no es precisamente un defecto. En cualquier caso, y como siempre ocurre con el pianista austriaco, lo suyo es una mezcla de solidez y relativa asepsia. Deliciosa la propina, una paráfrasis de Alfred Grünfeld sobre el vals de El Murciélago.

Así habló Zaratustra para terminar. Quinta de las grabaciones de Nelsons, me parece (Birmingham, Ámsterdam, Berlín, Leipzig), ahí es nada. Tras una salida del sol que no llega a alcanzar toda la grandeza deseable, nuestro artista vuelve a ofrecer una interpretación de perfecto idioma en la que alcanza ya ese equilibrio entre dramatismo y sensualidad que se echaba de menos en sus primeros registros de la página, pero esta vez con algo menos de depuración sonora: hay algún desajuste y la cuerda sajona no está del todo fina. En exceso personal, por cierto, el primer violín en Das Tanzlied. Las maderas sí que están a la altura, y son tratadas por la batuta con un enorme acierto para resaltar sus aspectos más incisivos en lo que termina resultando, a la postre, una visión bastante encendida y “moderna” de la obra, pero que tiene demasiada competencia discográfica como para ser tenida en cuenta.

Mi recomendación es que prescindan de Zaratustra y vean, si tienen la oportunidad, la primera parte del concierto.

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