viernes, 31 de enero de 2025

Williams Steinberg en cuadrafónico

En 2018 Deutsche Grammophon editó un Blu-ray Audio conteniendo las pistas cuadrafónicas de las dos primeras grabaciones que hizo para ellos William Steinberg con la Sinfónica de Boston: Los planetas de Holst (septiembre y octubre de 1970) y Así habló Zaratustra de Strauss (marzo de 1971).  No lo compré en su momento. Se agotó, pero pillé un ejemplar en mi aún reciente viaje a Bucarest. ¿Mereció la pena? No estoy seguro: por coleccionismo sí, pero la toma sigue adoleciendo de una gama dinámica más estrecha de lo que demandan estas obras. 

 

En cuanto a las versiones, no me parecen imprescindibles a pesar de su incuestionable calidad. Dicen las notas de la carpetilla que el maestro de origen alemán jamás había dirigido The Planets cuando el sello amarillo le propuso que esta fuera protagonista de su primer lanzamiento con ellos. Se nota. Lo que escuchamos hoy es una aproximación honesta, de enfoque adecuadamente teatral y entusiasta, que interesa particularmente por el tratamiento de las texturas de Venus y Marte, también de Saturno –magníficas maderas– y Neptuno –algo naif en su concepción–, pero que en otros momentos no termina de convencer: se echan de menos atmósfera, sentido del misterio, pathos y una mayor dosis de imaginación. Incluso hay algún que otro momento en el que da la impresión de que el tratamiento es un poco chapucero.

Se le nota al maestro más a gusto en el Zaratustra strausiano que en la obra de Holst que por culpa del pedantorro Stanley Kubrick, empeñado en que el común de os mortales asocie grandísimas músicas con cosas que no debe, ha sido condenado a circular para siempre en formato digital. Es la de Steinberg  una lectura antes germánica que propiamente vienesa, pero también una dirección con enérgica y muy entusiasta, palpitante de vida, expuesta con sonoridades robustas sin dejar atenta a la claridad e incluso a la incisividad de la tímbrica. Le sobra alguna precipitación –la misma salida del sol– y cierta tendencia al decibelio, al tiempo que se echa de menos una dosis adicional de magia sonora, incluso de refinamiento. Quizá parte de la culpa de esto último lo tenga la orquesta, notabilísima pero todavía sin el grado de depuración sonora que alcanzará en la era Ozawa. 

PD. Lamento escribir poco en este blog últimamente. Estoy haciendo muchísimas "horas extras" en mi trabajo del instituto: las ocho horas diarias oficiales –de media, se entiende– más buena parte de los fines de semana. Estoy agotado.

1 comentario:

kapsweiss2016 dijo...

Dejo la noticia aquí porque creo que le interesará. El sello de la Munchner Philharmoniker acaba de publicar un grabación de sus archivos de la séptima de Bruckner por Celibidache. Es de 1985, diferente por tanto a las grabaciones posteriores con la Filarmónica de Berlín y las dos que existían con la orquesta muniquesa (Warner y Sony). Lo curioso, es que el mismo sello ya habia publicado otra grabación (novedad absoluta) de la octava sinfonía que no he visto por ningún lado.

Williams Steinberg en cuadrafónico

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