En vez de venir de Estambul con una alfombra, lo hice con un puñado de discos de música clásica. Entre ellos el blu-ray audio con todo el Debussy que Arturo Benedetti Michelangeli grabó para Deutsche Grammophon: Images y Children's Corner (registro en Múnich de 1971). Libro I de los Préludes (Hamburgo, 1978) y ya en digital su Libro II (Bielefeld, 1988).
Es verdad que ya había escuchado todo esto en streaming, pero tenía ganas de poseerlo en formato físico por una cuestión personal: la última grabación citada, la segunda colección de Preludios, fue uno de los primeros vinilos "de lujo" que compré. En su momento la comenté en este mismo blog, y fue esto lo que escribí:
"Se trata de una recreación de estilo ortodoxo y de enorme musicalidad, que sabe ser misteriosa sin llegar a lo vaporoso, atenta al detalle sin ser preciosista y sensual sin caer en languideces; se diría incluso que Benedetti Michelangeli gusta de mantener cierta sobriedad y de hacer gala de una tensión interna que le viene muy bien a esta música. Todo ello lo lleva a cabo, en cualquier caso, haciendo gala de un gran dominio de los recursos técnicos del piano y de una poderosa concentración, pero si algo caracteriza esta propuesta es su comunicatividad e inmediatez expresiva: el maestro deja bien claro que la ambigüedad y el carácter no poco inquietante de estas páginas, mucho antes conectadas con el mundo del simbolismo que con el del impresionismo pictórico, no implican que el pianista deba resultar distante en la expresión."
Mantengo lo escrito, pero también es cierto que el repaso a toda la colección me hace ver que, a pesar de lo dicho, en todo momento se pone por delante esa singularísima personalidad del pianista italiano que me trae a la mente eso que decía Churchill del "misterio dentro de un enigma. ¿Y en qué consiste la referida personalidad? Pues en algo así como en una asombrosa mezcla de elegancia, distanciamiento e intensidad, todo expuesto con la máxima depuración sonora.
Es justo lo que ocurre en las dos series de Images, como también en Children`s Corner, expuestas de manera portentosa: difícil tocar con mayor limpieza, con más riqueza en la pulsación y con mejor control de las dinámicas, por no hablar de la concentración y exquisitez en el fraseo. Eso sí, en la colección dedicada a su hija Chou-Chou hay que reconocer que falta un punto más de sensualidad y poesía infantil, algo con lo que el siempre austero y elegante pianista italiano no termina de sintonizar. Dicho esto, también es necesario advertir que en lugar de limitarse a ofrecer interpretaciones estáticas y abstractas, nuestro artista también desea inyectar vida, contrastes sonoros y expresivos e incluso tensión, por no hablar del espléndido sabor jazzístico de la última pieza. A la postre, una delicia.
Me queda por decir algo del Libro I de los Préludes. Pues nada, globalmente otra maravilla: tras unas Bailarinas de Delfos algo lineales, el italiano nos ofrece una interpretación que, volviendo a deslumbrar en lo que al dominio de los recursos técnicos se refiere, logra el milagro de ser al mismo tiempo ortodoxa y personal. El misterio no apuesta por lo vaporoso ni por lo preciosista, sino más bien por una estática y ambigua sobriedad en la que la tensión interna, la concentración y el sentido del ritmo –asombrosas las síncopas del último número– desempeñan un papel fundamental.
¿El sonido? Muchísimo soplido de fondo en las grabaciones de 1971, y sequedad propia de las grabaciones pianísticas de DG de aquella época en la de 1978, pero ganando en el nuevo formato en lo que a cuerpo y redondez se refiere. Yo que usted me haría con un ejemplar antes de que se agote.
No hay comentarios:
Publicar un comentario