Tras el trauma de la Novena de Gustav Mahler de ayer en directo (reseña), corro a escuchar la Cuarta que Andris Nelsons y la Filarmónica de Viena ofrecieron en la edición del año pasado del mismo Festival de Salzburgo. Relativo chasco, dentro de su alto nivel.
Magnífico el Scherzo. De nuevo no le hace falta insistir en lo que de burlesco y sarcástico hay en esta página. Ese componente está ahí, pero bien equilibrado tanto con lo puramente demoníaco –increíble el violín de Rainer Honeck– como con la fantasmagoría nostálgica. Por lo demás, todo se expone con singular transparencia y enorme intensidad expresiva.
Ojo, que hubo una primera parte en el programa salzburgués: Concierto para violín de Alban Berg, con Augustin Hadelich de solista. Con esta cuarta grabación (¡y van!) a cargo de Andris Nelsons nos situamos en territorio opuesto al de la celebérrima de Zukerman y Boulez que comenté aquí mismo. Dejando de un lado visceralidades expresionistas, el maestro profundiza en una visión que no es ya solo lírica y sensual, sino también abiertamente espiritual, diríase que transfigurada. ¿Berg domesticado? Algo de eso hay, porque la música alberga más cosas que la que aquí se ponen en evidencia, pero su trabajo poniendo de relieve la enorme elevación poética que hay en esta música resulta digno de admiración. En este sentido, la concentración del fraseo, la atención a los silencios, la sutileza de las transiciones, la morbidez en el tratamiento de las texturas y el colorido embriagador que ofrece Nelsons al frente de la que, por razones obvias, es la formación ideal para ofrecer una lectura “vienesa” de la página, no puede calificarse sino de colosal.
El concepto lo sigue a pies juntillas un Augustin Hadelich de sonido particularmente firme, particularmente carnoso y aterciopelado en el centro, que frasea con un gusto exquisito y una enorme atención a los detalles, explorando con atención cada frase e implicándose plenamente en lo expresivo sin que por ello se acerque a los desgarros que, vamos a reconocerlo, son lo que nos gusta en esta página. De propina, una doliente recreación del Andante de la Sonata BWV 1003 bachiana.
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