Digo “otra” porque ya teníamos dos filmaciones con el maestro letón realizadas en 2015, una con la Filarmónica de Berlín y otra con la Orquesta del Festival de Lucerna. El concepto sigue siendo apolíneo, lírico mucho antes que virulento, equilibrado antes que lleno de contrastes, pleno de naturalidad en el fraseo y de enorme efusividad, pero los resultados son aún superiores en esta interpretación ofrecida en el Festival de Salzburgo de 2022 al frente de la Filarmónica de Viena, disponible en la plataforma de pago Stage + (¿aún no se han suscrito?).
Del primer movimiento han desaparecido las sonoridades en exceso aéreas y los portamenti que lo lastraban: resulta sereno, noble y de tristeza contenida. En el díptico que con él conforma, el Stürmisch bewegt no busca el extremo contraste con el anterior: la agitación que Mahler pide en la partitura está ahí, pero muy contenida por el más riguroso equilibrio formal. La disección que en él realiza Nelsons es formidable, y aún lo es más la que ofrece en un Scherzo cálido, soleado y muy sensual; lástima que aquí sí hagan su aparición algunos narcisismos.
El Adagietto no lo ve el maestro como lo que realmente es, un pórtico al movimiento conclusivo, sino como epicentro de la obra: su batuta lo paladea con delectación evitando blanduras y dejando que la fuerza poética descargue en la belleza de la cuerda vienesa. El Finale, dicho sin prisa alguna y buscando antes la distensión que el arrebato jubiloso, es una maravilla en lo que a trabajo con la orquesta se refiere: hay líneas instrumentales que no recuerdo haber escuchado en ninguna otra grabación de las cuarenta y cinco que conozco.
Como el resto de lo que hasta ahora tiene registrado con la Wiener Philharmoniker sea de este nivel (aparte de las Sexta y Séptima ayer comentadas, me quedan por escuchar Segunda, Tercera y Cuarta), estaremos ante un ciclo de referencia.
1 comentario:
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