Parece claro que los vídeos que está subiendo –con imagen 4K– la plataforma Stage + de sinfonías de Gustav Mahler a cargo de Andris Nelsons y la Filarmónica de Viena forman parte de un ciclo que posiblemente conozca, tras ser finalizado, una edición comercial en formato físico: ya están ahí Segunda, Tercera, Cuarta, Quinta, Sexta y Séptima, anunciándose la Novena –de la que ya tiene una filmación con la Saito Kinen– para el próximo 11 de agosto. Solo faltan Primera y Octava para completar el que será la segunda integral homogénea de la Wiener Philharmoniker, después de aquella con Lorin Maazel para CBS realizada en los ochenta. Hora es, por tanto, de echarle un vistazo al asunto. Escojo dos sinfonías particularmente peliagudas: Trágica y Canción de la Noche.
La Sexta, procedente del Festival de Salzburgo de 2020, va de menos a más. El movimiento inicial se desarrolla sin nada en particular que destacar, siempre dentro de un alto nivel tanto técnico como expresivo: claridad en la exposición, desarrollo completamente lógico de las tensiones, ausencia tanto de blanduras como de efectismos y plena atención a los remansos líricos son las bazas que le permiten ganar la partida. Lo que ocurre, ustedes ya lo saben, es que no hay mahleriano que no tenga en la cabeza la visceral, tremenda locura que en su momento se montó Bernstein con la misma orquesta. Nelsons decide seguir –quizá sea la mejor opción– poniendo el Scherzo en segundo lugar: todo muy bien, sin necesidad de cargar la tinta en virulencias expresionistas, también sin deseos de resultar implacable, prefiriendo resaltar la excelencia de la escritura que escarbar en psicologismos. Está bien.
Llega el crucial Andante moderato, y el maestro destapa el tarro de las esencias: hermosa, cálida y muy lírica interpretación que decide no hablarnos de angustias existenciales, pero tampoco cae en el tremendo error de convertir la sublime página en una sucesión de blanduras para hacer bonito. Lo contemplativo, así de bien hecho, puede convencer tanto como lo agónico. ¿Y el Finale? Nelsons ha reservado para él toda su energía y, aquí sí, ofrece una recreación tan arrolladora como controlada: claridad y atención son cruciales, pero la tensión y el sentido dramático se convierten en protagonistas de la función. La orquesta da lo mejor de sí y los resultados son excelsos.
La Séptima se filmó en la Musikverein de Viena en 2023. En ella el maestro letón se aparta por completo de las interpretaciones épicas de la página, pero tampoco parece dispuesto a recrearla potenciando su carácter ominoso. De hecho, si sus tempi son más bien amplios no es porque ande buscando atmosferas cargadas, sino por su manifiesto empeño por sacar a la luz todo el potencial lírico de la obra. Y lo consigue, incluso en un primer movimiento que, perdiendo buena parte de ese carácter que al entender de la mayoría de los melómanos debe poseer, revela muchísimas cosas nuevas.
Las dos músicas nocturnas, de manera coherente con semejante planteamiento, se encuentran paladeadas con delectación, sensualidad y elegancia admirables, como si se quisiera ofrecer la versión “vienesa” por excelencia; en la segunda de ellas, todo hay que reconocerlo, sí que hay más de una caída en la dulzonería.
El Scherzo no se muestra con Nelsons fantasmagórico ni virulento, pero sí posee su adecuado punto de sarcasmo; el análisis de líneas, colores y texturas es magistral, como en el resto de la interpretación, dejando bien en evidencia la técnica del maestro. El Finale resulta indisimuladamente luminoso, ajeno a reinterpretaciones tipo Klemperer sin aportar a cambio nada en especial. Ahora bien, dentro de su ortodoxia resulta sensato, acierta al no cargar las tintas y deja que la música respire.
Un resumen para los amantes de los puntos del uno al diez: 8 para los dos primeros movimientos de la Sexta, 9'5 para los otros dos, y un 8 global para la Séptima. Parece claro que tengo que seguir viendo estos vídeos. Por cierto, la suscripción a esta plataforma durante el presente verano cuesta 2 euros. Ni se lo piensen.
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