Me parece espléndida la nueva temporada 2023/24 del Teatro de la Maestranza, que pueden ustedes descargar aquí. La mejor de los diez o últimos quince años. Sobre todo por la recuperación de dos conceptos fundamentales: las producciones propias de ópera y el muy ansiado retorno de las grandes orquestas y de los grandes directores. La presencia de la Filarmónica de Viena –yo estuve allí cuando vino en 1992 con Claudio Abbado: gélido Haydn, amanerado Mahler– va a marcar un verdadero hito. Luego se podrán echar de menos algunas cosas –pianistas, lieder, más creación contemporánea–, pero la mejoría es muy sustancial en calidad y en variedad, y ofrece razones para la esperanza. Sevilla se merece muchísimo más de lo que ha tenido en los últimos años. Felicitaciones a Javier Menéndez y a su equipo, pues.
Pero hay también razones para el pesimismo. Me parece muy preocupante la campaña que desde Diario de Sevilla, con ramificaciones en Scherzo, se están montando contra la ROSS. Me parece no solo grave, sino también indecente, que se alimente entre los lectores –no muchos son melómanos, pero todos ellos sí que son contribuyentes– la idea de que la Sinfónica de Sevilla podría ser sustituida por la Joven Orquesta de Andalucía y que con ello se conseguiría un considerable ahorro; también que se culpabilice al sindicato Comisiones Obreras de las crisis que actualmente padecen tanto la formación hispalense como la Orquesta de Córdoba, y que se consideren injustas unas reivindicaciones laborales que solo piden percibir las subidas que desde hace años corresponden por ley.
Paradójico resulta que esas mismas voces, las que se han congratulado cuando Barenboim dejó de venir anualmente a tierras andaluzas –perdimos la única gran batuta de primerísima fila que venía por estas tierras– y hacen todo lo posible desde sus medios para que se disuelva la otra orquesta de jóvenes andaluza –la de la Fundación Barenboim-Said, que este año viene al Maestranza con el magnífico Vasily Petrenko–, no hayan dicho nada sobre el coste que va a suponer la presencia en el foso maestrante de la orquesta por ello siempre idolatrada –crítica superlativas venga quien venga a dirigirla–, la Barroca de Sevilla. Ya que hablan de ahorros, de flexibilización y de sinergias –palabras mágicas en el vocabulario liberal–, ¿por qué no piden que la Alcina que va a dirigir Andrea Marcon la haga la orquesta de la casa, la Sinfónica, o incluso la propia OJA que según ellos podría remplazarla? Ni que decir tiene que si yo fuera director del Maestranza SÍ que hubiera contado con la Barroca para esta ocasión, y que apoyo plenamente su contratación para Alcina, pero también quiero hacer constar que al propio Marcon le escuché Rodelinda en Frankfort con instrumentos modernos (reseña) y que aquello estuvo de la mar de "históricamente informado".
Dejando a un lado las contradicciones referidas –lo uno cuando queremos ser liberales, lo otro cuando se trata de nuestros amigos de la cuerda de tripa–, me parece terriblemente peligroso que, tras conseguir que Barenboim desaparezca del mapa, se pretenda no solo eliminar una de las orquestas sinfónicas de jóvenes que tenemos en Andalucía –y con ella, sus oportunidades para el aprendizaje y para dar el salto a la profesionalización–, sino también que se esté poniendo en muy serio peligro la existencia de una orquesta sinfónica estable y de calidad en una ciudad que, como digo, se merece mucho más de lo que tiene.
18 comentarios:
No me queda claro que sea del todo cierta esa asociación de los "liberales", si es que en España los hay, más allá de la impregnación general y por lo demás retórica, y las conspiraciones que apuntas, para echar a Barenboim y "ahorrar" estúpidamente recursos sin mirar todos los rendimientos, a corto y largo plazo. Más bien parece una consecuencia de pura estupidez, catetez y estrechez de miras, que en este nuestro país es transversal.
Fouquier, no sé si la palabra "conspiración" es la más adecuada. Pero sí tengo algunas certezas.
1) En Diario de Sevilla se ha boicoteado muchísimo todo lo que se ha podido a Daniel Barenboim y a la Fundación Barenboim-Said. Lo he demostrado en este blog por activa y por pasiva: repetida omisión de notas de prensa que sí se publicaban en los demás medios, manipulación de datos (hacer pasar el coste de todas las actividades de la Fundación, incluyendo talleres musicales en las escuelas y formación de jóvenes, por el coste de un solo concierto al año, el que daba el de Buenos Aires), medias verdades o mentiras completas (conciertos a medias de la OJA presentados como solo de la OJA por dos veces en el mismo medio), búsqueda de un estado de opinión según la cual la orquesta de la Fundación es "la que le quita los dineros a la OJA", etc. No es que yo no lo dude: es que no puede haber duda. Las pruebas las he puesto sobre la mesa.
2) Las mentiras sobre Barenboim son igual de grandes cuando de la ROSS se trata. A este ya célebre comunicado me remito: https://scherzo.es/replica-de-ampos-al-articulo-de-pablo-j-vayon-y-andres-moreno-menjibar/
3) Hace tiempo me dejaron constancia, desde dos fuentes muy distintas entre sí, de que se estaba barajando la posibilidad de disolver la ROSS.Y algunos (solo algunos) de los datos que se han publicado recientemente sobre la orquesta no están a disposición del público en general: deben de proceder de algún despacho. ¿Conspiración, por tanto? Llamémoslo "coincidencia de intereses" entre unos determinados gestores, por un lado, y por otro unos periodistas/críticos musicales que poseen, no estoy diciendo nada nuevo, un ideología "liberal" (yo prefiero llamarla "muy de derechas") que prioriza la iniciativa cultural de carácter privado frente a la pública y que se muestra muy desdeñosa con los derechos de los trabajadores, pues consideran que estos deben ajustarse a las demandas del mercado.
4) Añadamos a todo esto que tenemos ahí una Tosca de Puccini (con Villalobos: yo ya he manifestado mi rechazo a esa producción escénica) que podría caerse del cartel si la ROSS sigue en huelga, con el consiguiente perjuicio económico para las arcas públicas. Y añadamos también, más importante aún, que tenemos unas elecciones municipales que pueden conducir a que esa patata caliente que es la ROSS, que pasa de mano en mano sin que nadie se decida a abordar sus circunstancian en un sentido u otro (pagar lo que se le debe o disolverla), quede para un solo partido. Esos datos que podrían salir de un despacho y esos artículos que presumen ser de información, pero que en realidad (¿sus autores creen idiotas a los lectores o más bien tienen el rostro de cemento?) pretenden crear un estado de opinión muy concreto en medio de todas estas circunstancias.
5) Aunque me parezca un aspecto secundario, no se olvide que Barenboim marca unas interpretativas abiertamente tradicionales que chocan con la praxis que defienden los músicos historicistas sevillanos, los de la Orquesta Barroca (que hace mucho repertorio clásico) y la Accademia, repetidamente ensalzados por esos mismos críticos antes referidos. Tampoco se pierda de vista que la propia ROSS ha sido acusada de no colaborar con directores "históricamente informados" que trabajen el repertorio clásico dentro de la "tercera vía", de quedarse en la supuesta "zona de confort" que supone hacer Beethoven y Brahms con Marc Soustrot. Y que cuando algún grupo de cámara de la ROSS ha abordado obras del XVIII, han sido vapuleados sin piedad: ese repertorio, que quede para sus amigos (lo de amigos, literalmente) de la cuerda de tripa.
Así que no. No es solo estupidez y catetez, como usted dice. Hay más cosas.
Sí, claro que hay más cosas. Pero sobre todo el problema viene,en buena medida, por esos cuatro gatos y medio que ejercen la critica en Sevilla con la puerta muy bien cerrada, aplicando plenamente el dicho "ancha es Castilla".
Javier, lo de la "puerta cerrada" me temo que es verdad. Hay un deseo por parte de esos señores de ocupar el mayor espacio posible: uno de ellos lleva tiempo poniendo enlace a sus textos en Beckmesser (al tiempo que, muy probablemente, es el suministrador de "cotilleos sevillanos" el Lebrecht español), y últimamente hay hasta repetición de la crítica en Diario de Sevilla y Scherzo, a veces a cargo del mismo crítico,a veces alternándose (hoy tu aquí y yo allí, mañana al revés). Gente que sepa, y que sepa escribir, la hay. Esos les da igual: lo que quieren es ser ellos los protagonistas. ¡Y luego hablan de libertad de prensa!
Me consta que alguno de esos cuatro gatos no es nada de derechas, y más del PSOE que el puño y la rosa. Por eso decía que la estupidez es transversal.
El 2 de noviembre voy al concierto de Maddona. Asi soy: un dia Perianes, otro mi Petre, otro Sir Elton...el Simon...
Espero poder celebrar por todo lo alto una entrada en Sevilla porque como el 24 de junio tenemos fiesta por estos lares celebrando San Juan por todo lo alto, casi que me veo "obligada".
Fouquier, por supuesto que la estupidez es transversal. No creo que exista ni un solo partido político al que se le pueda acusar de tener mayor número de estúpidos en sus filas. Se podrá estar más o menos de acuerdo con uno o con otro, también se puede odiar a determinados partidos (yo detesto profundamente a VOX, lo he escrito muchas veces), pero no se puede cargar a ninguno con mayor dosis de imbecilismo. Esa cualidad está repartida entre todos los seres humanos.
Ahora bien, en este caso concreto me quedo de piedra. Desde luego, uno de estos críticos ha demostrado muchísimas veces ser admirador de Esperanza Aguirre primero, de Isabel Díaz Ayuso (y de su política de "fuera mascarillas" en la pandemia) después. En cuando al otro, qué quiere usted que le diga: manera de vestir, manera de comportarse, lenguaje no verbal, etc., son las de un "sevillano estirado" de toda la vida. De los muy rancios. Y ahora le han hecho hasta académico. Sus ideas, por lo demás, son de acusaciones a los trabajadores y de defensas de los recortes. Así que, repito, de piedra me quedo si usted dice que es del PSOE.
Eso sí, que las filtraciones sobre la ROSS hayan salido de algún despacho socialista sí que me parece más probable, aunque también podría ser todo lo contrario. Eso no lo sé.
Mireia, yo ya tengo entrada para escuchar aquí en Jerez a Tom Jones, que me parece un fabuloso cantante. Pero Madonna no me gusta nada de nada.
Bueno, el estirado del bigote ha replicado en este blog. Pero yo no voy a cometer el error de otras veces publicándole la réplica. ¿A alguien que miente con tantísima facilidad y que ha llegado al extremo de abyección de querer destruir no una, sino dos orquestas, la de la Fundación y la mismísima ROSS? NI DE COÑA. Si quiere seguir difundiendo sus ideas, ya tiene para hacerlo Diario de Sevilla, Scherzo y Beckmesser. Ya que esos medios valoren si les merece la pena seguir dándoles espacio a semejante individuo (bueno, Beckmesser sí porque su responsable Gonzalo Alonso se mueve en idéntica línea).
A partir de ahora, no publicaré ni un solo comentario que venga de ese círculo hispalense, esto es, el de la mafia sevillana de la cuerda de tripa. Hasta ahí podríamos llegar.
Yo detesto profundamente a Bildu, y todo lo que representa, y en general a los partidos que justifican o amparan de una forma u otra el uso de la violencia, y a los que miran para otro lado o recogen las nueces. Los demás me pueden gustar más o menos, claro.
Hay personajes que están siempre con el poder. En 1950 estarían (o estuvieron) en un sitio y en 1990 en otro, y todavía se desplazan dando pequeños saltitos cuando creen que el centro del poder se está desplazando, para retomar la posición original cuando las aguas vuelven a su cauce. Justifican cualquier cosa, hacen suya la consigna que sea y viven del pillaje, y muy bien.
Muy de acuerdo en lo que expones en términos generales, vengo siguiendo el culebrón periodístico que fluye entre Diario de Sevilla y Scherzo y me resulta lamentable. Es inevitable analizar el aspecto político que encierra la cuestión, y apunto a un dato: Grupo Joly (Diario de Sevilla) que en Granada edita Granada Hoy, un diario que día si o otro también le hace la cama al partido color vómito. Así que lo de intentar mofarse de unas justas reclamaciones laborales y el correspondiente papel sindical, entra en los esquemas de esta gente.
Con tu permiso, aprovecharé para una reflexión desde mi óptica de granaíno malafollá, que lleva frecuentando Sevilla desde 2015 por las cosas del amor. La capital hispalense configura un universo particular que me resulta algo difícil de entender, o tal vez entienda que suceda y no me guste... pero todo es muy así, muy de círculos de influencias. Si abordáramos la situación del órgano en esas tierras es para llorar ya, de la dictadura que ejercía el difunto Ayarra hemos pasado a un estado de descontrol donde un pirata anda campando a sus anchas, con el beneplácito de muchos hispalenses que les gusta ese asunto de ser 'mecenas' pero más brutos que un arao.
Bildu, por descontado, viene de un entorno repugnante en grado superlativo.
Antonio, estaría bien que dijeras el nombre de ese individuo. Me parece necesario sacar a la luz las mafias sevillanas.
Querido Fernando, para entrar al trapo a fondo tendré que prepararme la cuestión, dame cuartelillo un tiempo...
Pero aquí ya lo dejo casi a huevo:
http://alkazaba.blogspot.com/2022/12/xxvi-festival-de-musica-antigua-de.html
Tom Jones es un fuera de serie. Madonna es... no se como calificarla, pero cantante no, que ha desafinado toda la vida. Debería tener un altar en su casa con cirio perpetuo al inventor/res del autotune.
Voy a divertirme. Sin mas pretensiones.
Madonna se ha hecho algo en la cara y ha quedado totalmente irreconocible. No es una buena cantante (Cyndi Lauper sí lo es, por ejemplo), pero sí una grandísima show-woman. La más grande de su generación, en realidad.
Sevilla es para conocerla. ¡Cuánto daño hizo la Contrarreforma!
Estimado Sr. Vargas Machuca, me dirijo de nuevo a usted con la turbación que me produce el no entender muy bien a santo de qué nos pone usted como ejemplo de contratación prescindible y costosa de entre todas las que realizará el Teatro Maestranza en la próxima temporada, intentando involucrarnos, además, en la actual situación de la ROSS.
Nuestros conciertos son tan prescindibles como cualquiera de los programados y su coste, que considero muy ajustado, responde a los gastos de nóminas de los músicos, tributos y gastos sociales (altas en SS, IRPF e IVA) más gastos de producción y organización. Evidentemente, si trabajásemos en negro o pagásemos miserablemente todo sería más barato. No sé cuál de estas dos opciones le resultaría a usted más atractiva en su condición de contribuyente, aunque respecto a su condición de trabajador, sólo nos cabe rezar porque a ningún demagogo se le ocurra comprar una calculadora y dividir su sueldo bruto por el número de horas lectivas que usted imparte anualmente.
Respecto al cacao mental que achaca a otros, por lo que le llevo leído, creo que usted padece ese mismo mal en grado sumo. Es, por una parte, partidario de grandes estructuras culturales de financiación estatal y, por otra, parece irritarle el que los grupos independientes tengamos algún tipo de presencia en la vida musical. En esto coincide con muchos responsables de instituciones públicas, estatistas por una parte y ultraliberales como usted mismo, cuando se trata de que nosotros nos lancemos a una competencia insostenible de resultas de la cual más del ochenta por ciento de los músicos independientes no llega a ganar el salario mínimo interprofesional.
Lo que sí me queda claro es su pertinaz inquina contra la OBS, pero no se preocupe, con lo azaroso y precario que es el día a día de cualquier grupo independiente, en cualquier momento pasamos a mejor vida y le damos una alegría.
Fdo. Buenaventura Rico Castelló
Orquesta Barroca de Sevilla
Señor Rico, a mí me han llegado comentarios sobre cifras astronómicas en torno a su paso por el Teatro Real. Lo mismo nos puede aclarar el asunto a los contribuyentes. Gracias.
Más cosas.
Nunca me alegraría que desapareciera una orquesta como la OBS. Creo que es un privilegio tener una orquesta así, pero un privilegio necesario. Recuerdo ahora unas palabras hace muchos años de Carlos Colón en Diario de Sevilla (¡eran otros tiempos!) diciendo que la Sinfónica de Sevilla era una orquesta de lujo, pero que no era un lujo; que la ciudad lo necesitaba y se lo merecía. Creo que lo mismo se puede aplicar a la Barroca, a todas luces una formación de gran nivel técnico, con independencia de que a mí algunos de los directores recurrentes me parezcan un horror desde el punto de vista expresivo.
Por el contrario, hay otras personas que sí desean que desaparezcan determinadas formaciones andaluzas. Que han tenido la desfachatez de presentar repetidamente a la Orquesta de la Fundación Barenboim-Said como a “la mala” que se lleva los dineros de “la buena”, no otra que la OJA, pese a que sus miembros son todos igual de jóvenes e igual de andaluces (a veces hasta son los mismos chavales). Y que no solo consideran que los músicos de la ROSS deben renunciar a sus reivindicaciones laborales, sino que podría reemplazárseles sin problemas por otra más barata y menos conflictiva; literalmente, por una orquesta low-cost de plantilla reducida con aumentos puntuales según que repertorio (o sea, con un porcentaje importante de músicos en situación precaria, con todo lo que ello supone a nivel humano y artístico).
Todo ello lo hacen presentando como informaciones objetivas textos que no tienen otra intención que crear un estado de opinión que demonice a los músicos de la ROSS y presente recetas liberales para destruir lo que se ha construido con muchos años de esfuerzo: una red de músicos pagados entre todos, porque de otra manera, con una iniciativa exclusivamente privada, no podríamos poner al alcance de la mayoría de los españoles disfrutar en directo de un importantísimo repertorio. ¿Qué esto es compatible con la iniciativa privada? Sin duda. Está muy bien que haya formaciones como la OBS y que se organicen ciclos desde fuera de la administración, pero no podemos renunciar a la calidad y estabilidad de formaciones y ciclos musicales de iniciativa pública. Y eso es precisamente lo que se está poniendo en entredicho.
(Sigue abajo)
Pues bien, señoras y señores de la Barroca, da la coincidencia (o no tan coincidencia) de que esas mismas personas son las que llevan años y años tratándoles a ustedes como la niña de sus ojos, no solo presentándoles como modelo de lo que se debe hacer frente a lo que “no se debe hacer” (una vez más: lo privado frente a lo público), sino también poniendo por las nubes todos y cada uno de los conciertos que ofrecen. Y claro, los melómanos empezamos a cansarnos de que se diga que casi todo lo que ustedes hacen es maravilloso mientras que se muestra una actitud displicente, cuando no desdeñosa, frente a lo que ofrecen otros colegas que tampoco lo hacen mal, o que a lo mejor podrían hacerlo igual de bien que ustedes. Incluso hay quienes opinamos que un Plasson o un Soustrot ofrecen, en su terreno, muchísimo mejor gusto y más musicalidad que sus amadísimos (por ustedes de la Barroca, y por esas personas antedichas) Onofri y compañía.
Así que no me vengan con que les tengo manía y con que a cuento de qué me refiero a ustedes en todo este asunto que en las últimas semanas está haciendo arder los círculos musicales de la ciudad. Porque ustedes, durante muchos años, han jugado a recibir muy gustosamente las caricias de un grupo de personas de cuyos textos se han beneficiado de manera considerable, y que ahora andan haciendo cosas muy dañinas para otros músicos. En definitiva, ustedes han entrado desde el primerísimo momento en este juego que no tiene que ver con la manera que a uno le gusta o le disgusta que se hagan las interpretaciones musicales, sino con un modelo concreto de política musical y -también- de política en general.
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