lunes, 16 de enero de 2023

Mehta, Los Ángeles y el Dorothy Chandler: debut discográfico

Feste romane de Respighi y Don Juan de Strauss. El disco lo grabó RCA los días 11 y 15 de enero de 1965. La portada deja todo muy claro: First Recording Zubin Mehta conducting Los Ángeles Philharmonic in The Pavillion of Los Ángeles’ New Music Centre, que no es otro que el Dorothy Chandler Pavilion.

Éxito total de los ingenieros de RCA. Por ningún lado del libreto de esta repesca realizada por Sony en la enorme caja Zubin Mehta, The Complete Columbia Album Collection aparecen el nombre de los ingenieros o del productor, pero una lupa nos permite encontrarlos en la reproducción de la contraportada: Anthony Salvatore graba, Richard Mohr produce. ¡Y vaya lo que les salió! Hay un poquito de distorsión tímbrica, pero en o que se refiere a limpieza, equilibrio de planos, gama dinámica y potencia de los graves, el resultado es asombroso. Para encontrar una grabación técnicamente superior en los años sesenta hay que irse a la Séptima de Mahler de Klemperer y cosas así.

Zubin Mehta, a sus veintinueve años, ya demuestra qué le gusta: sonoridad corpulenta y bien empastada, riqueza tímbrica, potencia dramática y ajenamiento del preciosismo. También evidencia que la atmósfera y la magia poética no son exactamente lo suyo. Así las cosas, Feste romane recibe una lectura vistosa y elocuente, perdiendo un poquito en un tercer movimiento que podía estar más paladeado y triunfando por todo lo alto en un cuarto en el que el maestro indio se mueve como pez en el agua en el despliegue de ritmos, incisividad, colorido y decibelios que propone el compositor romano, aquí por momentos acercándose al universo de Charles Ives.

Juvenil en todos los sentidos el Don Juan, narrativo y colorista, impetuoso sin caer en el nerviosismo y de n lenguaje straussiano plenamente conseguido. Desde luego, el joven artista dejó bien claro tanto que en California se podía hacer un Strauss en la más exquisita tradición vienesa como que su batuta jugaba en la liga de las grandes. Ahora bien, precisamente por eso es justo realizar comparaciones: ni en depuración sonora, ni en delectación tímbrica ni en magia poética esta lectura, sin duda espléndida, se puede medir con las más grandes.

 

PD. Esta entrada la escribí hace ya bastantes días. La saco de la nevera porque no tengo tiempo ahora mismo para el blog. Volveré pronto.

No hay comentarios:

¡Gracias a los valencianos!

Me dicen mis editores que en la Feria del libro de Valencia el volumen de Barenboim se está vendiendo bastante bien. No sé cuánto es "b...