sábado, 18 de junio de 2022

El Brahms de Soustrot

Ayer ofrecían Marc Soustrot y la Sinfónica de Sevilla las sinfonías Tercera y Cuarta de Brahms. Dos de mis obras favoritas de todos los tiempos: repaso mis notas y en los últimos doce años he escuchado treinta y seis grabaciones de la op. 90 y sesenta y una de la op. 98. Compré la entrada, cogí el coche y fui para allá. Pero no voy a escribir reseña.

Las razones las he expuesto varias veces en este blog. Después de haber seguido a la orquesta hispalense desde sus primer programa –de las temporadas iniciales lo escuché casi todo, incluidos los conciertos de cámara-, de haber escrito una cantidad muy importante de reseñas de los mismos y de haber alcanzado –perdonen la inmodestia– un conocimiento amplio y digno –no  desde el ángulo técnico, sino desde el del análisis expresivo– del arte de los directores de orquesta, la ROSS me dejó fuera de la nómina de críticos oficiales sin mediar explicación.

Que el Teatro de la Maestranza –institución  diferenciada de la anterior, aun con la misma sede- continuara contando conmigo ha dejado claro que no fue cosa de Pedro Halffter, sino de la responsable de relaciones externas, Dña. María Jesús Ruiz, que ha seguido ignorándome por completo en tiempos del nuevo gerente y del nuevo director titular. Me siento insultado, porque sí que invita a todos sus conciertos a algunos señores que luego en sus críticas evidencian un desconocimiento supino de cómo se han dirigido y se pueden dirigir las grandes obras del repertorio sinfónico, por mucho que sean catedráticos de filosofía y escriban en el ABC. Hacer una crítica no es resumir las notas al programa.

Dicho esto, por admiración al arte de Soustrot voy a escribir dos cosas. Una, que el maestro francés domina a la perfección el idioma brahmsiano: sonoridad oscura y con cuerpo, bien empastada y con un punto importante de sensualidad, fraseo de gran nobleza e importante flexibilidad agógica –imprescindible otorgar sentido orgánico a las estructuras más o menos clásicas seguidas por el compositor–, y una expresividad que tiene que estar atenta tanto al drama interior como –importantísimo esto– a la ternura y a la espiritualidad.

Segunda, que el maestro de Lyon ofreció ayer una interpretación de la Sinfonía n.º 3 muy bella y de irreprochable pulso, pero en exceso ajena a la negrura de los movimientos pares, para luego trazar una soberbia Sinfonía n.º 4 cuyo segundo movimiento alcanzó las más grandes alturas. Fue extraordinario, sensacional, sublime, hasta el punto de que para encontrar algo mejor hay que acudir a las tres o cuatro grabaciones de referencia –por orden cronológico: Solti, Kleiber, Bernstein, Giulini–. En ese Andante moderato la orquesta también se elevó a una extraordinaria altura.

Podría escribir muchas más cosas, pero no voy a ser “cabrón y apaleado”. Ya está bien, señora María Jesús Ruiz, de considerar que yo y mi blog no merecemos la pena mientras invita a personas que luego escriben cosas del calibre del “espíritu barroco que informa la partitura” –me parece que a alguien se le ha atragantado la chacona– en referencia a la Cuarta sinfonía.

4 comentarios:

Bruno dijo...

Me permito hacerle un comentario y, por su índole, no es precisamente para publicar.
Ud. es dueño de su blog y puede publicar lo que quiera. Por otros lados ud. ya debe de saber cómo se las gastan las gentes con mando y lo que toleran las críticas. Que a ud. personalmente le molesten o lo considere injusto es un asunto que no tiene que ver con lo que opine sobre los conciertos de esa orquesta. No creo que sea oportuno decir que no escribe sobre el concierto porque no le dan entradas ni le consideran. Como mucho lo que puede hacer en su blog es justificar sus aportaciones y analizar las de su competencia. Ese es el camino y no el de la rabieta pública porque no le tengan en cuenta. Creo que no será bien interpretado por sus lectores. Puede que consideren que tiene razón pero que peca de prepotente.
El camino frente a los poderosos no es enfrentarse a ellos sino demostrar sus propios valores de Ud. y los desaciertos de los que mandan. Los melómanos no son tontos y compararán.
No sé si me explico bien. Me permito decirle todo esto como consejos de un viejo a un mucho mas joven trabajador.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Sí, sí lo publico. Gracias por sus palabras. He tenido mucha paciencia y he comprobado que callar e intentar trabajar bien no sirve de nada. Hay que denunciar a quien da gato por liebre.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Por cierto, yo tengo ya 51 tacos... Recuerdo hasta la ya mítica Cuarta de Brahms que hizo aquí en el Maestranza Sergiu Celibidache.

Mireia P.B. dijo...

Pues yo recuerdo su Tercera y el Concierto para Orquestra de Bartok con la Filarmónica de Munic.
El otoño pasado oí la Tercera por la OCB dirigida por Juanjo Mena: aun estoy recuperandome.
Lo bueno fue que Mena comparó a los músicos con vacas...y escogieron como nuevo Director titular al francés.

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