jueves, 7 de abril de 2022

Sinfonía nº 6 de Dmitri Shostakovich: discografía comparada

Una enfermedad –no es el coronavirus– me obliga a quedarme varios días en casa, así que aprovecho para sacar esta comparativa de esa obra singular que es la Sexta sinfonía de Shostakovich: un extenso, camerístico y escalofriante Largo seguido de un Allegro explosivo, lleno de aristas y garra dramática, para concluir con un Presto con aires rossinianos que culmina en una tremenda pedorreta orquestal.

Fue estrenada en 1939 y se supone que es la primera de sus "sinfonías de guerra". Sinceramente, y al contrario de lo que ocurre con las dos siguientes, no creo que el autor hable de los conflictos bélicos. Tampoco de política. Creo que trata –sigo el orden de los movimientos– de la infinita soledad que sufre todo ser humano, de la rebeldía ante al dolor y de la única manera de asumirlo: el sarcasmo, la vulgaridad circense, la locura y la traducción de esta en la burla más agria y descarada posible de todo cuanto nos rodea.


1. Kondrashin/Filarmónica de Moscú (Melodiya, 1967). El primer movimiento, rebelde y dramático, alcanza bajo la batuta del mítico maestro moscovita mucha tensión, pero no toda la hondura espiritual y el carácter siniestro que debería. El segundo está lleno de fuerza y garra, como debe ser. El tercero, aun siendo más festivo y menos sarcástico de lo deseable, resulta admirable por su vivacidad y sentido del humor, destacando la plasticidad que el director obtiene de la orquesta, y sobre todo de unas maderas tratadas con mucha intención. (8)

 


2. Kondrashin/Orquesta del Concertgebouw (Philips, 1968). Aunque esta vez con una orquesta de primera, el resultado vuelve a ser un tanto desequilibrado, porque en esta lectura presidida por la tensión y el dramatismo, el Largo vuelve a resultar en exceso veloz y no del todo nihilista; debería estar más paladeado. Los otros dos son tan irresistibles, se encuentran tan llenos de fuerza y frenesí, que compensan la citada insuficiencia. (9)

 


3. Stokowski/Sinfónica de Chicago (RCA, 1968). El tantas veces horrible Stokowski se muestra esta ocasión nada exhibicionista y mucho más centrado y sincero que de costumbre, consiguiendo espléndidos resultados en los dos primeros movimientos para quedarse algo corto de chispa, ironía y extroversión en el tercero. La orquesta está sensacional, y la toma de sonido es admirable para la época. (8)

 


4. Previn/Sinfónica de Londres (EMI, 1974). Sorprende que en fecha tan temprana ya se profundice tanto en el lado oscuro del autor, y eso es justo lo que hace Previn en una lectura que anuncia un tanto a la de Haitink por la sobriedad de su planteamiento, su austero dramatismo y su arquitectura cuidadosamente planificada. El Largo es magnífico, a todas luces. La relativa lentitud del tempo permite una gran claridad en el Allegro. Por desgracia al Presto le falta desenfado, o por lo menos ironía y humor negro, aunque está bien construido. (9)

 


5. Kurt Sanderling/Sinfónica de Berlín (Berlin Classics, 1979). El maestro prusiano demuestra entender perfectamente el universo de Shostakovich y ofrece una versión que en Largo, concentrado e impresionante, se encuentra llena de dolor, patetismo, angustia y carácter lacerante sin caer en languideces románticas; en el segundo movimiento –admirablemente delineado– despliega en las maderas el colorido irónico más certero, y en el Presto conclusivo sabe acertar con el trasfondo siniestro de la página, aunque sin combinarlo a fondo con el desparpajo y el carácter gamberro que recubre la superficie. (9)


6. Rozhdestvensky/Sinfónica de la BBC (BBC Legends, Royal Festival Hall, 1980). Largo lacerante y dramático, sin languideces, aunque tampoco del todo atmosférico. En el Allegro el maestro se encuentra en su salsa y despliega sarcasmo y electricidad a más no poder. El Presto está estupendamente enfocado, sobre todo en la parte más agria, pero el final, aun sabe ser circense, no posee toda la retranca posible. Enormes las propinas, tomadas de un concierto en el Royal Albert Hall del 14 de agosto de 1981: primero la Nochevo Polka de Johann Strauss II, después Tren del placer arreglado por Shostakovich y finalmente un Tahiti Trot plagado de risas del público. (8)

 


7.
Rozhdestvensky/Sinfónica del Ministerio de Cultura de la URSS. (Melodiya, 1983). El maestro repite su propuesta, esta vez en estudio pero con una toma que deja bastante que desear. El Largo resulta especialmente doliente, rebelde y crispado, no del todo atmosférico. El Allegro se encuentra lleno de sarcasmo, fuerza e incisividad. El Presto está muy bien enfocado, sobrando algún exceso final de la percusión y echándose de menos cierto refinamiento y virtuosismo orquestal. (8)

 

8. Haitink/Orquesta del Concertgebouw (Decca, 1983). Aunque en una línea distinta a la no menos doliente pero si más espiritual de la que seguirá Bernstein tres años más tarde, el maestro holandés nos ofrece uno de los Largos más negros, concentrados y lacerantes de toda la discografía: puro escalofrío. El Allegro es magnífico, lleno de fuerza, visceral sin necesidad de cargar las tintas y expuesto con un virtuosismo y una limpieza increíbles; lo de la orquesta no tiene nombre. El Presto evita todo carácter lúdico y se centra en los aspectos más inquietantes del asunto, pero aquí la consabida objetividad haitinkiana no le permite ofrecer esa dosis de descaro y mordacidad que necesita para redondear los resultados. El trabajo de los ingenieros de Decca es absolutamente sensacional. (9)

 


9. Neeme Järvi/Nacional de Escocia (Chandos, 1984). Movido por un evidente entusiasmo y ayudado por una toma sonora de amplia gama dinámica, el estonio se lanza en plancha sobre los contrastes sonoros y expresivos de la obra para ofrecer un Largo abiertamente dramático que sabe no excluir el vuelo lírico –recreaciones más profundas se han escuchado–, un Allegro machacón y feísta y un Presto con toda la extroversión y la mala baba deseables. Claro que no todo es positivo: la orquesta se queda corta y a Järvi padre –como le ocurrirá al hijo– se le nota su tendencia a la brocha gorda y el efectismo, particularmente a la hora de poner efes. (8)

 


10. Bernstein/Filarmónica de Viena (DG y CD DVD, 1986). Apoyado en la cuerda más hermosa del orbe y atreviéndose a adoptar un tempo extremadamente lento (22’29’’) en el que se ve obligado a moverse al borde del precipicio, Lenny llega más lejos que nadie en un Largo tan hermoso como doliente, tan maravillosamente cantado –con el rabillo del ojo puesto en Tchaikovsky y en Mahler– como siniestro, humanístico a más no poder y acongojante en cada compás. El Allegro lo plantea con lentitud, y por ende carece de la fuerza telúrica de otras interpretaciones mucho más virulentas y corrosivas; resulta por el contrario inquietante, misterioso y revestido de una sensualidad algo extraña, a lo que contribuye el acertado colorido de las maderas vienesas. En el Presto sabe combinar la ligereza rossiniana con la mala uva, pero sin acentuar esta última: curioso que alguien como Bernstein carezca aquí de todo el “descaro” necesario para que las cosas terminen de funcionar. Por lo demás, claridad y depuración sonora extrema presiden toda la recreación. (9)

 


11. Ashkenzy/Royal Philharmonic (Decca, 1988). Interpretación bien llevada, pero en la que el carácter siniestro del Largo resulta más bien contemplativo y poco rebelde, mientras que la ironía de los otros dos movimientos, que no se elude, resulta un tanto suavizada. Era de esperar, tratándose del Shostakovich de Ashkenazy. (7)

 

12. Jansons/Filarmónica de Oslo (EMI, 1991). Un primer movimiento muy descafeinado da paso a otros dos muy vistosos y dirigidos con ganas, pero bastante superficiales y sin una idea clara –humorística, dramática o irónica– detrás. A olvidar. (6)

 

13. Rostropovich/Sinfónica Nacional de Washington (Teldec, 1993). El Largo inicial, más que yerto o nihilista –Haitink, Bernstein–, resulta más punzante y dramático, quizá un punto tchaikovskiano. El segundo es muy frenético y el tercero, sin resultar especialmente ácido. El Presto sabe ser burlón, gamberro e irónico al tiempo que entusiasta; es quizá una de las lecturas más irresistibles de esta última página, aunque se echan de menos la transparencia y agilidad de la Filarmónica de Viena con Bernstein. Enorme lectura, muy cerca del diez. Redondeamos al alza. (10)

 

 

14. Temirkanov/San Petersburgo (RCA, 1996). Independientemente de que la orquesta no esté en su mejor momento y de que la toma sonora, realizada a volumen muy bajo, sea un tanto confusa, quien falla aquí es un maestro descomprometido, rutinario, deslavazado en la administración de tensiones, particularmente en un primer movimiento falto de concentración y de hondura. Que en la coda del tercero se decante por el efectismo resulta significativo. Mal. (5)

 

15. Caetani/Sinfónica de Milán Giuseppe Verdi (Arts, 2001-02). El hijo de Markevitch no solo sabe obtener un digno rendimiento de una orquesta que es claramente de segunda –mediocre el violín solista–, sino que además parece comprender a la perfección tanto el idioma shostakoviano como los pliegues expresivos que se esconden bajo la partitura. Por desgracia, el compromiso expresivo no termina de hacerse evidente, faltando una dosis mayor de tensión sonora, de emoción, para que el conjunto funcione. Sobran además algunos caprichos y efectismos varios. (7)

 

16. Kitajenko/Gürzenich-Orchester Köln (Capriccio, 2002). Aunque el arranque carezca de toda la garra, la inmediatez y el carácter doliente que necesita –un punto apagado, tristón incluso–, hay que reconocer que el maestro de Leningrado consigue la adecuada atmósfera ominosa en el hondo y oscuro primer movimiento, sabiendo además conducirlo hasta clímax de gran dramatismo. Magnífico el Allegro, no particularmente incisivo ni especialmente bien diseccionado, pero lleno de fuerza y convicción. El Presto está muy bien, pro aquí necesita un punto más de desenfado y –al mismo tiempo, en Shostakovich los dos conceptos no son precisamente antagónicos– de mala leche. Muy buen sonido en SACD. (8)

 

17. Vladimir Jurowski/Nacional Rusa (Pentatone, 2006). El Largo comienza mal, blando y resignado, mejorando un tanto luego por el buen pulso que lleva la batuta a pesar de la lentitud del tempo, pero en cualquier caso el conjunto carece de garra. Los otros dos movimientos están bien realizados, pero resultan fríos y mecánicos. Fabulosa la toma sonora. (6)

 

 

18. Nelsons/Filarmónica de Berlín (Digital Concert Hall, 2013). El discípulo de Jansons supera con mucho a su maestro con una lectura de admirable trazo y perfecto estilo en la que el Largo sostiene admirablemente las tensiones durante sus casi veinte minutos, alcanzando altas cotas de dolor y desolación –impresionante Andreas Blau en los solos de flauta–, el Allegro sabe ser furioso sin perder claridad y el Presto acierta al combinar carácter burlesco con mala uva. Únicamente la comparación con la hondura humanística de un Sanderling, un Bernstein o un Rostropovich en la primera parte de la obra, o con la fuerza de un Kondrashin o un Rozhdestvensky en la segunda, hace palidecer relativamente a esta espléndida recreación. (9)

 


19. Petrenko/Royal Liverpool Philharmonic (Naxos, 2010). El Largo inicial se encuentra muy bien planificado y posee la adecuada dosis de misterio, pero antes que transmitir esa desolación punzante, teñida de inquietud y de sentido de lo ominoso, que han sabido recrear los grandes traductores de la página, ofrece un cierto carácter sensual que puede resultar atractivo, sin ser muy adecuado. Con los dos movimientos restantes ocurre algo parecido: se encuentran muy bien expuestos, evitan el exceso nerviosismo y no caen en la tentación del espectáculo de cara a la galería, pero el maestro no sabe, o no quiere, entrar en el mundo de ironía, incisividad, virulencia y risas que ocultan llanto propuesto por el compositor. Todo suena descomprometido, incluso en exceso amable, ajeno al trasfondo de mala leche que la partitura alberga. La toma es de las menos buenas del ciclo. (7)

 


20.
Gergiev/Orquesta del Mariinski (Mariinski, 2013). El primer movimiento sabe ofrecer tanto belleza como emotividad, desplegando el director un fraseo muy natural y cantable, pero su lirismo no resulta todo lo lacerante que debería; por momentos, llega a ser algo blando. El segundo y el tercero están dichos con rapidez, incisividad y una muy conveniente dosis de ironía, amén de con la frescura y la animación que caracterizan a Gergiev, pero la habitual tosquedad del maestro también se hace presente. La coda final, más festiva de la cuenta. La orquesta rinde con profesionalidad, aunque el primer violín deja que desear. Espléndida toma en SACD multicanal. (7)

 

 

21. Michael Sanderling/Filarmónica de Dresde (Sony, 2015?). El hijo del gran Kurt conoce a la perfección tanto el idioma como el trasfondo expresivo de este universo sonoro, y ello le permite triunfar en un Largo intenso y desolado que sabe evitar toda veleidad “romántica. Tras un Allegro notable sin más, pincha de manera seria en un Presto anémico y sin gracia alguna, por mucho que realice unas cuantas aportaciones personales; solo su sección violenta central funciona como es debido. (8) 

 

22. Nelsons/Sinfónica de Boston (DG, 2017). Quizá esta recreación me haya gustado todavía un punto más que la que el mismo maestro ofreció en 2013 frente a la Filarmónica de Berlín. No recuerdo ninguna interpretación que logre semejante equilibrio entre los tres movimientos y, al mismo tiempo, ofrezca una ejecución tan perfecta. El Largo arranca con enorme intensidad y se extiende a lo largo de 19’39’’ minutos manteniendo toda la tensión y ofreciendo frases muy valientes en la trompeta: el pesimismo es palpable, pero no hay resignación sino rebeldía. El Allegro central, además de estar dicho con absoluta convicción, resulta pasmoso desde el punto de vista técnico: quizá nunca haya sido interpretado con semejante grado de virtuosismo, con limpieza y exactitud extremas, con tal plasticidad en el colorido de las maderas, con arquitectura tan magistralmente planificada sin que la atención al detalle enturbie la feroz tensión que empuja la página hacia un Presto conclusivo que en manos de Nelsons alcanza un perfecto equilibrio entre lo dramático y lo circense; se pueden preferir interpretaciones con mayor retranca, pero esta resulta inobjetable por mezcla de virtuosismo y fuerza expresiva. Sensacional sonido en HD. (10)

 

23. Paavo Järvi/Filarmónica de Berlín (Digital Concert Hall, 2018). Que la batuta cree en esta música queda claro en un Largo intenso, sincero y muy bien llevado que se beneficia de una orquesta de cuerda grave ideal para la partitura y unos solistas de excepción; increíble la flauta de Emmanuel Pahud en sus decisivas intervenciones. La excesiva contundencia de algunos tutti importa poco, como ocurre en un segundo movimiento de gran virtuosismo y muy centrado en lo expresivo. El problema llega con el tercero: el maestro lo arranca muy bien, pero poco va dejando en evidencia lo poco trabajado que se encuentra; cuando llega el circense final, hace gala de una vulgaridad que no es la que la partitura pide a gritos –sarcástica, agria, una pedorreta que nos deje el peor cuerpo posible-, sino esa otra vulgaridad, la de un maestro basto y efectista dispuesto a optar por los más deplorables recursos para levantar al público de sus asientos. Lo consigue. Seis para él; el punto adicional lo aporta la orquesta. (7)


4 comentarios:

Observador dijo...

Siempre con excelentes comparadas. Muchísimas gracias, Fernando.

Hades dijo...

Estimado Fernando.

Echándole un vistazo a mis apuntes sobre las temporadas de conciertos de la OSRTVE, me encuentro con que nuestra orquesta radiotelevisiva interpretó esta sinfonía en dos ocasiones a lo largo de la década de 1970. Los programas fueron los siguientes:


(1)

15 abril 1972, 19:30, Auditórium Palacio de Congresos
16 abril 1972, 19:30, Auditórium Palacio de Congresos

Yuri Temirkanov Director
Daniel Schafran Violonchelo

Dmitri Shostakovich
Sinfonía No. 6
Robert Schumann
Concierto para violonchelo y orquesta
Maurice Ravel
Dafnis y Cloe (2ª suite)


(2)

10 marzo 1979, 22:00 Teatro Real
11 marzo 1979, 19:00 Teatro Real

Oleg Markevitch (sic) Director
Hermes Kriales Violín

Isaac Albéniz
Catalonia
Wolfgang Amadeus Mozart
Concierto para violín y orquesta No. 5
Dmitri Shostakovich
Sinfonía No. 6


Un saludo, cuídese, y, si sale a la calle estos días, espero que tenga suerte con la música que interpreten las bandas tras los respectivos pasos.

toni vila dijo...

Celebro que haya retomado las discografías comparadas. No cuesta mucho percatarse de que este formato requiere un gran esfuerzo por parte del autor, que se corresponde con la calidad que todos sus lectores tanto valoramos. He aprendido mucho, y lo sigo haciendo, con sus comparativas. Sus criterios son consistentes y sus análisis finos y atinados. Y escribe muy bien.
Muchas gracias!
Por si le interesa, me he acordado de que la sinfónica de Chicago publicó recientemente en su web una sexta de Shostakovich con Muti. No he tenido tiempo para escucharla, la comparto por si usted o algún lector tienen interés en escucharla.

https://cso.org/experience/audio/8797/muti-conducts-shostakovich-6

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Hades, yo pude escucharle a Caetani la Babi Yar en Madrid.

A Temirkanov le escuché la Leningrado con la ROSS. En Madrid, a Bychkov con la ONE (muy mala versión). La Sexta a la ROSS con un director joven, no recuerdo el nombre. Con la misma orquesta, la 15 a Sutej y la 8 a Pelivahnian. La 11 a Pedro Halffter con la Philharmonia en Sevilla. En Múnich, la Cuarta a Gergiev. La 10 seguro que la he escuchado al menos dos veces, pero me falla la memoria. Memorable la 8 Granada por Haitink con la LSO. Pero lo mejor fue la Quinta a Tilson Thomas: esa misma versión en Londres con su orquesta de San Francisco es la referencia discográfica.

¡Gracias por ese testimonio de Muti, Toni!

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