domingo, 6 de marzo de 2022

Barenboim y la Staatskapelle por Ucrania

Esta mañana la Staatskapelle de Berlín y Daniel Barenboim ofrecieron en la Staatsoper un concierto por Ucrania. Comenzaron con el himno de la nación agredida. Siguieron unas palabras del de Buenos Aires en alemán que apenas entendí, aunque me pareció que iban por el mismo camino que estas declaraciones (leer): condena de la agresión y denuncia del ridículo boicot a la cultura rusa que ha venido después, que no debería confundirse con el merecido apartamiento de los músicos que han hecho activismo político a favor de la dictadura de Vladimir Putin.

Programa típico de Barenboim: Inacabada y Heroica. Me parecen muy a tener en cuenta las notas de Mario Venzago –no así con los resultados musicales de su disco, que no me gustan un pelo– cuando afirma que la D. 579 de Franz Schubert no está inacabada, sino incompleta, y que no es correcto seguir viéndola como un díptico fúnebre y solemne cerrado en sí mismo. Lo que pasa es que estamos tan acostumbrados a lo de un Klemperer, un Böhm un Giulinu o un Celibidache que acercamientos como los que ha venido realizando el de Buenos Aires no terminan de convencernos. Pero a lo mejor resulta que esta sinfonía se puede (¿se debe?) hacer así, sin lentitudes ni profundidades “wagnerianas”. Al fin y al cabo, la partitura marca Allegro moderato y Andante con moto, indicaciones que el maestro se toma al pie de la letra. Su acercamiento, por lo demás, es dramático e incluso escarpado, justo como ocurriera en los dos más recientes testimonios que le conozco, con la Staatskapelle en 2018 y con la WEDO en 2019. No hay particular novedad aquí con respecto a aquellos, aunque técnicamente esta interpretación ha resultado más depurada que la que hizo con la orquesta multicultural.

En lo que a Beethoven respecta, no hay discusión posible. Su primera grabación de la Sinfonía n.º 3 (Filarmónica de Berlín, 1997) era “solo” excelente, pero a partir de su grabación para Teldec con la Staatskapelle dos años posterior, cada Heroica salida de su batuta se sitúa en lo más alto. Evolucionando, eso sí, en la misma dirección en la que lo hace su personalidad artística: esta última interpretación, aun manteniendo un alto grado de potencia dramática, es la más hermosa, cálida y “humanística” de cuantas le he escuchado, también la más abierta a reconocer la faceta clásica del sordo de Bonn, lo que viene dado no solo por la sonoridad global y por el fraseo, sino por una buena cantidad de acentos, matices y decisiones nuevas que revelan (¡quien lo diría, a estas alturas de la película!) nuevas cosas sobre semejante obra maestra.

Fabulosa la orquesta, modelada dentro de la más hermosa sonoridad europea –mucho más cerca de la otra Staatskapelle que de la Berliner Philharmoniker– y beneficiada de unos solistas de lujo, entre los que destaca cierto oboe justamente aclamado por el público: Cristina Gómez Godoy, born in Linares City. A ver si sobre ella escribo otro día, porque bien que se lo merece.

PD. El concierto se puede ver en Medici TV.

2 comentarios:

kapsweiss2016 dijo...

No he visto el video todavía. ¿Que tal ha visto físicamente a Barenboim? ¿Está recuperado?

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Hola, yo a Barenboim lo veo mejorado con respecto al 1 de enero. Dirigió de pie y sin partitura. La foto que he puesto es una captura de pantalla. En las palabras que dijo, eso sí, se le notó la edad. Estaba cansado.

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