jueves, 9 de diciembre de 2021

I'm still here, but... (notas sobre la segunda y la tercera dosis)

 ... pillé el coronavirus y la cosa va a peor. Los primeros síntomas aparecieron el sábado por la tarde en forma de dolor de garganta. El domingo tuve febrícula, que se me pasó al día siguiente, pero desde el lunes por la noche la fiebre es continua. Esta tres últimas noches han sido muy desagradables. He perdido parte del olfato, aunque eso es lo de menos. Lo realmente malo es el dolor. Y el cansancio, el famoso cansancio del coronavirus. Tengo algo de tos seca, sin que de momento vaya a mayores. Hoy me hacen la PCR para confirmar lo que ya sé por el test de antígenos: lo que me gustaría es que me dijeran qué cepa es.

 
He sido enormemente cuidadoso en todo momento. La mascarilla solo me la que quitado en interiores para comer o beber, pero ya se sabe que estas últimas cepas son muchísimo más contagiosas. No nos engañemos: el bicho pasa por las rendijas. Esa es una conclusión importante. Otra es que la segunda dosis de la vacuna impide quizá un contagio mortal, pero no pasarlo así de mal. Yo me la puse en mayo y ya ven cómo estoy a los siete meses. Hace falta la tercera. Y ahí va la última conclusión: LA TERCERA DOSIS FUNCIONA, porque mi madre, a sus ochenta años, no ha pillado nada de nada pese a que vivo con ella.

La advertencia está clara. En primer lugar, no hagan caso a los imbéciles del "quitémonos las mascarillas": incluyo en esta categoría a un crítico musical ultraderechista, especialista en música antigua, que se declara fan de la "libertad" de Ayuso y anda soltando en la red repugnantes mentiras a cuál más peligrosa. En segundo lugar, pónganse la tercera dosis en cuanto les esté permitido. En tercer lugar, vacunen a sus hijos sin dudarlo un solo momento. En cuarto lugar, presionemos a nuestros gobiernos para que sacrifiquen, en la medida de lo posible, la "libertad de compras navideñas" y de "entrañables reuniones familiares" por algo tan básico como la salud.

Ah, pensarán ustedes que me estoy hartando de escuchar música en el encierro. Pues no. El mal cuerpo no lo permite, y apenas estoy dando uso a mi nuevo subwoofer ni a mis altavoces Dolby Atmos recién comprados. Lo que sí estoy es intentando leer mucho sobre historia y arte. Estoy deseando volver a mis clases, sinceramente lo único que da sentido a mi vida y aquello de lo que me siento más orgulloso. La música es algo secundario.

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