sábado, 27 de junio de 2020

Cuando Abbado grabó en Zaragoza y Madrid (¿o no fue él?)

Este disco editado por el sello Claves incluye el Concierto para oboe de Mozart y la Sinfonía concertante de Haydn en interpretaciones de Claudio Abbado y la Orquesta Mozart registradas en Zaragoza y Madrid en marzo de 2013. Pero hay un misterio: quien dirigió la obra de Franz Joseph en aquellos conciertos fue Gustavo Gimeno, que aparece en el libretillo reconocido como director asistente. ¿El disco sale de los ensayos del propio Abbado o es el valenciano quien se encuentra sobre el podio?


El CD –que he escuchado en alta definición a través de Qobuz– se abre con la KV 314. Me ha gustado poquísimo. Este es un Mozart pequeñito, en todos los sentidos. Amable, coqueto y delicado como una porcelana rococó. Frágil, muy frágil. La sonoridad es aérea. La articulación, influida por lo “históricamente informado”, apuesta por la agilidad pero deja muy aparte claroscuros, contrastes y tensiones –estamos en el extremo opuesto a un Harnoncourt, aunque alguno se pueda pensar lo contrario–. Tampoco hay nada de ese particular sentido del equilibrio entre la elegancia y la hondura que caracteriza a las mejores creaciones del neoclasicismo. Abbado y sus chicos apuestan por el hilo musical: todo muy bonito, ausencia de sobresaltos y ninguna necesidad de prestar atención. Ideal para tomar té con pastas. Lucas Macías Navarro –el admirable artista nacido en Valverde del Camino, "Huerva"– toca con exquisita, hermosísima y gélida perfección.

Al oboe del onubense se unen las impecables participaciones del violín de Gregory Ahss, el violonchelo de Kostantin Pfiz y el fagot de Guilhaume Santana para la página de Haydn. Aquí la dirección parece animarse un poco: resulta menos pálida, algo más risueña y atenta al sentido del humor. ¿Se trata de que Abbado sintonizó más con esta página, o lo que ocurre es que nos encontramos ante Gustavo Gimeno? Sea quien sea el que empuña la batuta, el resultado continúa siendo más bien tímido, anémico y aburrido. Un disco a olvidar. O quizá todo lo contrario: sirve para comprobar que una cosa es poseer una enorme técnica y otra muy distinta hacer gran música.

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