jueves, 25 de septiembre de 2014

Villamarta: retorno al pasado

Un teatro público tiene el deber de dar a conocer, dentro de sus posibilidades económicas, diferentes repertorios y opciones estéticas. Por ello me parece un error que el Teatro Villamarta repita una y otra vez los mismos títulos de siempre. Alguien dirá que la razón es presupuestaria, que hay que tirar de las producciones “de la casa”. Entonces, ¿por qué a la hora de realizar producciones propias, es decir, que se van a ver varias veces, se escogen títulos que ya se han ofrecido con anterioridad, y no otros nuevos? Así nos encontramos cuatro veces con Traviata, tres con Carmen, otras tantas con Don Giovanni, tres con Elixir, el mismo número con Rigoletto, etc. Pero no se han hecho, ni con producción propia ni alquilando una, obras maestras como Così, Ballo o Cenerentola, por no salirnos de la ópera en italiano.

villamarta-1933

Significativamente, la mayoría de las producciones escénicas propias están encabezadas por quien ha sido durante años director del teatro y aún hoy sigue siendo presidente de su Fundación, Francisco López, en su vertiente no de gestor sino de artista (lean su currículum en la Cordobapedia). Monopolio este que me parece un atentado hacia la imprescindible variedad de oferta ante el público, merecedor de poder calibrar opciones estéticas diferentes a la que se ha convertido en prioritaria en la Plaza Romero Martínez.

Tampoco me parece justo de cara a los creadores, porque estoy seguro de que en nuestro país existen equipos escénicos diferentes a López y sus habituales (Gustavo Tambascio, Francisco Matilla) deseosos de que se les ofrezcan oportunidades para demostrar su valía en el mundo de la dirección operística. A López se le llena la boca diciendo que el Villamarta, costeado con dinero público, tiene el deber de apostar por artistas españoles, pero cuando se trata de materializar una idea escénica resultar ser siempre el primero en ponerse en la cola. Basta comparar esta actitud con la del antiguo director del vecino Maestranza, José Luis Castro, quien en los años en que estuvo al frente del teatro solo quiso protagonizar, en su faceta de director escénico, tres de las producciones operísticas presentadas, de las cuales solo una de ellas, Barbero, realizó una reposición. Si no me fallan las cuentas, López ha liderado la dirección escénica de trece títulos líricos diferentes en Jerez de la Frontera, más dos producciones de danza española y un espectáculo de villancicos, reponiendo la mayoría de ellas una o dos veces conforme han ido avanzando las temporadas.

Viene todo esto a cuento porque mañana viernes se inaugura la felizmente recuperada temporada lírica y de conciertos del teatro jerezano. Y lo hace con un título que ya se vio en este escenario tras su reapertura, concretamente en septiembre de 1998. Por entonces lo hizo en una producción de Ópera Cómica de Madrid bajo la dirección de Francisco Matilla. Ahora lo hace en una producción propia para la que se anuncia un “retorno al pasado” que homenajea los primeros tiempos del Villamarta. ¿Adivinan el director escénico? Pues permítanme que les diga que para la presente temporada este señor también se reserva Aida –en este caso producción mallorquina– y la reposición de su espectáculo de Villancicos. Tosca, menos mal, es de Giancarlo del Monaco, aunque no sería extraño que el nombre de Francisco López haga también su aparición cuando se presente el próximo Festival de Jerez, cuya pasada edición tuvo la oportunidad de inaugurar. Sin complejos.


PS. Conté mal. No son trece sino catorce los títulos líricos diferentes (reposiciones aparte) que ha dirigido Francisco López en el Villamarta. Con este Dúo de la Africana suman quince, y con Aida serán dieciséis. "La calle es mía", dijo Fraga. Pues este señor habrá pensado que el teatro es suyo.



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