miércoles, 15 de septiembre de 2010

El último Rosenkavalier de Salzburgo: Bychkov y Carsen

STRAUSS: El caballero de la rosa.
Adrianne Pieczonka, Angelika Kirchslager, Miah Persson, Franz Hawlata, Franz Grundheber, Piotr Beczala. Coro de la Staatsoper y Orquesta Filarmónica de Viena. Dir: Semyon Bychkov.
Arhaus, 107 139
2 DVDs
201’
Ferysa
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No hace falta insistir en el vínculo que siempre ha unido al Rosenkavalier con el Festival de Salzburgo. De la producción presentada en 1929 por Lothar Wallerstein con la escenografía del estreno mundial en Dresde en 1911 no se conserva testimonio audiovisual. Sí lo hay de la de Rudolf Hartmann que inauguró en 1960 el Grosses Festpielhaus, pues Herbert von Karajan logró que la Rank la filmara en celuloide: el DVD editado por RCA es por completo imprescindible para derretirse ante la Mariscala de la Schwarzkopf.

La siguiente producción se presentó en 1983 y corrió a cargo del propio Karajan, quien no dudó en reutilizar la escenografía de Teo Otto para la citada propuesta de Hartmann. El DVD (Sony Classical) es igualmente ineludible, pues aunque el triple CD paralelo suena mejor, se gana mucho viendo además de escuchar. Y hablamos de la versión musical de referencia.

La ambientación rococó desapareció en la era Mortier con la producción de Herbert Wernicke de 1995. No se filmó en su momento, pero recientemente la hemos podido conocer en DVD (Decca) gracias a la reposición de 2009 en Baden-Baden: sin duda una obra maestra de la escena, que por cierto muy pronto tendremos la oportunidad de disfrutar en el Teatro Real (enlace).

La última producción salzburguesa ha sido la de Robert Carsen de 2004, y aquí nos toca comentar precisamente la reedición (excelente imagen, toma sonora desequilibrada a favor de la orquesta y subtítulos de Ángel Mayo) de la retransmisión de la noche del estreno. El regista canadiense es recibido entre abucheos que pueden explicarse tanto por el traslado de la acción a 1911 como por los desnudos integrales y el sexo explícito que se incluyen en el lupanar en que aquí se ha transformado la taberna del tercer acto, escena en la que -otra discutida aportación- Mariandel lleva la iniciativa frente a un Ochs con problemas de erección. En cualquier caso, y sin poseer la poesía mágica de Wernicke, la propuesta de Carsen se revela a día de hoy como sensata, inteligente e imaginativa, beneficiándose de una dirección de actores realmente soberbia.

Por desgracia la función se ve lastrada por la tan vitalista como prosaica, tosca y ruidosa dirección musical de un Semyon Bychkov que hace irreconocible a la Filarmónica de Viena. A la notable Pieczonka -buena presencia escénica- se le escapan algunos pliegues expresivos de la Mariscala, Kirchslager y Persson no llegan a lo sublime con la pareja de enamorados y Hawlata canta a Ochs con manifiesta vulgaridad, si bien es un excelente actor y con la ayuda de Carsen ofrece el mejor retrato escénico que recuerdo del Barón. Total, un Rosenkavalier con elementos de interés pero, al contrario que las otras versiones citadas, prescindible.

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Artículo publicado en el número de septiembre de 2010 de la revista Ritmo.

PS. Recomiendo leer el repaso que Ángel Carrascosa realiza de las diferentes versiones de Rosenkavalier en DVD en la web Forumclasico (enlace).

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