miércoles, 24 de diciembre de 2025

Primera vez en Holanda

Creo recordar que mi primer gran desplazamiento al extranjero en busca de arte y música fue en 1997: Londres y sus Proms. Cuando a partir de 2000 pude dedicarme de una vez por todas a la enseñanza ya fui capaz de viajar con cierta regularidad a los puntos más interesantes del territorio europeo, prestando especial atención a Alemania por aquellos de los vuelos desde Jerez y Sevilla, pero me faltaba aún uno de los países clave: Holanda. ¿El motivo? Ningún otro que lo desorbitado de los precios. Este año he realizado reservas con tiempo y por fin he podido pasar tres días completos en aquellas tierras.

Ámsterdam es hermosísimo y tiene una vida espectacular, más allá de la triste sordidez del Barrio Rojo. Delft parece sacada del túnel del tiempo. La Haya, que ciertamente he visto con poca luz, me no me ha interesado ni por sus calles ni por su ambiente. Los holandeses tienen maneras bruscas, incluso maleducadas. La gastronomía no interesa mucho, si bien las populares patatas fritas son las mejores que he probado. Deslumbrantes los museos, en los que por cierto he podido verificar una vez más que tanto Rembrandt como Van Gogh necesitan el brillo de la luz en la pastosa pincelada, y por ende ser vistos en directo. Las reproducciones dan una idea, pero distan de recoger la infinidad de matices pictóricos de estos dos genios. Fíjense, por ejemplo, en las dos fotos que pongo a continuación, y aplíquese a la música: aunque un disco puede estar muy bien, no hay nada como un concierto.

De mi primera visita a la Concertgebouw escribiré en la siguiente entrada. Ahora simplemente apuntar que es verdad lo que decían, que Ámsterdam tiene bastantes tiendas de discos. Eso sí, fundamentalmente de vinilos de segunda mano. Para quienes seguimos apegados al CD también hay cosas, más en unos locales que en otros. Quiero recomendar una tienda enorme llamada Concerto en la que hay una espléndida colección de CD de música clásica de primera mano, obviamente a precios "normales", y una buena selección de discos usados. Yo compré unas cuantas cosas. El inconveniente es el que había leído previamente en Google, y que yo mismo pude comprobar en primera persona: en cuanto se acerca la hora de cierre los horarios holandeses son muy estrechos, te echan dándote patadas en el culo. Si tiene la oportunidad de acercarse por esa maravillosa ciudad no deje de echar un vistazo, pero hágalo con tiempo.

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