jueves, 4 de septiembre de 2025

Serenata para orquesta nº 9 de Mozart, "del postillón"

Pequeña comparativa sustituye a una entrada anterior con solo cuatro grabaciones– para una música en teoría menor, pero que en realidad es grande. Grandísima, Inmensa. No he podido localizar la grabación de Sandor Végh, lástima. Confieso que me la pasó un amigo y la perdí. En cualquier caso, las seis seleccionadas son excelentes. Tanto, que me niego a poner puntitos. Que cada uno escoja la que prefiera, aunque mi recomendación es comparar tres muy distintas entre sí: Böhm, Marriner y Harnoncourt. La riqueza expresiva de Wolfgang Amadeus Mozart no se merece otra cosa. 



1. Szell/Orquesta de Cleveland (CBS, 1969). Al contrario que en la Pequeña música nocturna grabada el año anterior que se editó en el mismo vinilo, aquí el maestro de origen húngaro acierta de pleno con una interpretación no solo formidablemente ejecutada, de meridana transparencia y fraseo tan natural como ágil, ajeno tanto a pesadeces como a trivialidades; también se encuentra muy bien contrastada a la hora de proponer, cuando corresponde cada uno de los ingredientes, severidad, efervescencia, encanto, efusividad poética y en el sublime Andantino agridulce anhelo mozartiano. Formidable la orquesta, como lo es también la toma.


2. Böhm/Filarmónica de Berlín (DG, 1970). Interpretación musculada y decidida, también muy depurada en lo sonoro. Ojo, en absoluto resulta trivial ni preciosista, sino poderosa y mirando de frente al universo sinfónico del autor, lo que significa que en los movimientos extremos o en el Andantino hay espacio para la densidad expresiva, para la fuerza y para el pathos. Desde luego hay encanto y picardía del resto de las piezas, aunque estas sean un punto distante, como es de esperar en Böhm, y en general esos aspectos sean más un aspecto de contraste que protagonistas absolutos. Los solistas son de excepción James Galway a la flauta, si bien la sonoridad berlinesa no sea la más adecuada para Mozart.


3. Boskovsky/Ensemble Mozart de Viena (Decca, 1973). Boskovsky y lo que supongo es una plantilla de los Wiener Philharmoniker ofrecen, como no podía ser menos, lo mejor de las esencias vienesas. Pero lo hacen con decisión, tensión interna y sentido de los contrastes: nada de blanduras, distanciamientos ni preciosismos. Soberbios los músicos, incluyendo a Adolf Holler a la trompa de postillón.


4. Marriner/Academy of St. Martin in the Fields (Philips, 1984). El maestro británico se mueve aquí como pez en el agua. Encanto, sensualidad, suave picardía, coquetería bien entendida, vivacidad sin prisas, ligereza no confundida con trivialidad… Todo en su punto justo y en perfecto equilibrio para componer, con la ayuda de una orquesta que alcanza la mayor depuración sonora imaginable y de unos solistas de gran nivel, una lectura que casi alcanza la más absoluta perfección. Siempre que no se busquen claroscuros y rusticidades a lo Harnoncourt, claro está, ni se piense demasiado en el pathos ni en la densidad dramática que alcanzaba Böhm en el Andantino: Marriner frasea con enorme naturalidad y aportando su adecuado punto agridulce, pero como era de esperar procura no ponerse demasiado serio. 


5. Abbado/Filarmónica de Berlín (Sony, 1992). Haciendo gala de un refinamiento extremo, Abbado ofrece una recreación risueña y chispeante en grado sumo, ágil en el fraseo sin perder la naturalidad ni la holgura en el canto, amable y coqueta sin que eso signifique -como sí le ocurriría al maestro en otras ocasiones- blandura ni amaneramiento. Es sensual en su punto justo y se encuentra suavemente perfumada, aunque sin alcanzar el vuelo poético de un Marriner y, como su colega, procurando mantenerse alejado de los claroscuros expresivos: el Andantino es hermoso, con sombras no son más que nubarrones. Magnífica la toma en vivo.


6. Harnoncourt/Concentus Musicus Wien (Sony, 2012). Espléndida interpretación en la línea de Harnoncourt: sonoridad rústica, ritmo muy marcado, acentos incisivos, grandes claroscuros teatrales y apreciable protagonismo de metales y percusión. En el fondo, se trata de un Mozart muy combativo que reivindica aspectos del compositor generalmente descuidados, incluyendo aquellos que pueden resultarnos un tanto marciales. En este sentido, y como suele ocurrir con don Nikolaus, la sensualidad y la magia poética mozartianas quedan un tanto en segundo plano, aunque ello no impide al maestro frasear con cantabilidad, ofrecer un fraseo picarón y bien salpimentado de las maderas en el cuarto movimiento y, de manera muy acertada, subrayar los acentos más lacerantes de ese corazón de la obra que es el Andantino. El Presto conclusivo se encuentra lleno de fuerza y de sana rusticidad. Excelente la orquesta, ricamente coloreada. Curiosa la inclusión de una especie de silbato en el movimiento del postillón propiamente dicho. Muy buena la toma, realizada en la Musikverein vienesa.

No hay comentarios:

Serenata para orquesta nº 9 de Mozart, "del postillón"

Pequeña comparativa  – sustituye a una entrada anterior con solo cuatro grabaciones –  para una música en teoría menor, pero que en realidad...