He pasado tres noches en Grecia: una en Delfos y dos en Atenas. Este viaje ha sido especial para mí, porque se trataba de cerrar el círculo que quedó abierto hace dos años: el accidente en Chipre que tantos dolores y trastornos me ha supuesto me hizo entonces volver sin completar el recorrido que inicié a la ida visitando Micenas, Olimpia y parte de la capital griega. He visto ahora aquello que tenía previsto ver y todo ha salido, a pesar del calor, del cansancio y de estar solo en todo momento, bastante bien. ¡Incluso pude subir el equipaje haciendo uso del brazo izquierdo! También he podido ver un Rigoletto, del que espero hablar en la próxima entrada. Pero ahora quiero comentar algo distinto: resulta que Atenas es un pequeño paraíso para quienes disfrutamos comprado discos de segunda mano.
El visitante no tendrá que dar muchas vueltas por esta inmensa ciudad para localizar las tiendas: están todas en la misma calle, llamada Ifestou, que es a su vez una de las más frecuentadas por el turista. Se accede a ella justo desde el eje central del casco histórico, la horrenda Plaza Monastiraki, bajo un cartel que lo deja todo muy claro: "Flea Market". El mercadillo, vamos, que no es sino una sucesión de bazares a cual más hortera; está muy cerquita de la antigua entrada de visitantes del ágora, hoy cerrada por obras y desplazada hasta un punto muy alejado.
Casi todo en la zona son restaurantes para guiris y recuerdos de dudosísimo gusto, pero a lo largo de la citada calle –ojo con Music Factory, situada ya en la esquina en que finaliza la misma– usted podrá encontrar varias tiendas de apreciable tamaño, unas en la planta baja y otras en subterráneo, con enorme cantidad de vinilos, CD y DVD de segunda mano.
La limpieza de los locales no es la mejor posible. La organización de los productos depende de cada tienda: en algunas los discos están bien ordenados, en otras cada uno va a su aire. Los precios son razonables, y el fondo de catálogo de lo más diverso. Mucho bodrio y muchas joyas inencontrables. Hay que dedicar tiempo a rastrear.
Hay más tiendas en la ciudad, de las cuales pude ver una: no merecía la pena. Lo que ofrecen las tiendas de la calle citada es más que suficiente para pasar allí un buen rato y volver con la maleta llena. ¡Menos mal que Aegean Airlines no es tan restrictiva como Ryanair!
¿Y Atenas? Pues merece muchísimo la pena, claro está. No debería ser un mero lugar de paso para ir de playeo a las islas. Eso sí, la superposición de épocas y culturas –comprender el ágora, incluso la acrópolis, no resulta fácil– exige ir preparado. Yo he tenido que estudiar para sacarle provecho a la visita, y aún tengo que seguir estudiando a posteriori. Es justo lo que pienso hacer estos días: me hace feliz.
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