lunes, 17 de marzo de 2025

Shostakovich por Santtu-Matias Rouvali: escuchen la Novena

Pronto llegará la Orquesta Philharmonia a España bajo la dirección de su actual titular, Santtu-Matias Rouvali. No necesita presentación el solista, Javier Perianes, pero sí el maestro. Para mí al menos: solo le conozco algún Sibelius y algún Prokofiev. Momento pues de escucharle algunos discos, empezando por los dos dedicados a Shostakovich que tiene con la formación londinense en el sello Signum.
 

El primero se grabó en 2023 y contiene las Sinfonías nº 6 y 9, justo el mismo programa de aquel ya lejano y justamente célebre registro de un ya anciano Leonard Bernstein con la Filarmónica de Viena. Está francamente bien la Sexta, pero sufre desigualdades. Interesa su primer movimiento doliente y de apreciable tensión interna, sin caer en la expresividad quejumbrosa, aunque también es verdad que a distancia de la extrema densidad y la irrespirable atmósfera nihilista del citado Lenny. Espléndido el segundo, no solo dicho con fuerza dramática sino también meridianamente expuesto: es aquí donde la excelente técnica de batuta mejor queda de relieve. El tercero flojea un poco. Las virtudes antedichas siguen ahí, pero el maestro no termina de explorar la retranca de la música –la combinación entre visceralidad, sarcasmo y carácter lúdico resulta bien difícil– y en más de un momento cae en el efectismo. Un acierto, eso sí, los pequeños glissandos de los trombones justo al final: así suenan de manera mucho más burlesca y mordaz aún, dejando claro que la cosa no es una fiesta.
 

Sí que le sale redonda la Novena sinfonía. Interpretarla bajo el prisma de la ligereza lúdica es un enorme error. Hacerlo como música pura, ajena a subtextos, resulta muy insuficiente. Hay que tocarla a mala leche, con todas sus consecuencias. Eso es justo lo que hace Rouvali, materializándolo con enorme convicción, intensidad expresiva, sarcasmo mezclado con acentos muy dolientes, excelente construcción interna e irreprochable pulso –nada de peligrosas languideces en los dos movimientos lentos–, tratando además a la Philharmonia con enorme claridad y extrayendo de ella una sonoridad afilada ideal para la página. El resultado es una versión de referencia en la que hay que destacar el carácter implacable, áspero y atrevido del movimiento central –chulesco el solo de trompeta, agresiva la percusión–, y más aún la bilis que destila el movimiento conclusivo, cuya paródica marcha se encuentra llevada con una lentitud que subraya su fuerte carácter paródico y profundamente despreciativo hacia todo lo castrense y –digámoslo claro– lo patriótico. Los primeros atriles, eso sí, no se pueden comparar con los de la Wiener Philharmoniker con Leonard Bernstein.
 

El otro disco se registró en abril 2024 y acaba de aparecer: Sinfonía nº 10. La clave de esta obra se encuentra en su dilatadísimo primer movimiento, concebido como una transición continua que el director de turno tiene que resolver con plena naturalidad, generando atmósfera sombría sin caer en languideces y encrespándose todo lo posible en sus clímax. El maestro finlandés lo consigue, demostrando una vez más su técnica de batuta. Se podrá echar de menos la imponencia sinfónica de un Karajan en su justamente mítica grabación digital, pero también es cierto que Rouvali no necesita romantizar la música; en este sentido, su versión resulta por completo irreprochable en el estilo sin por ello escorarse hacia el lado de la aspereza y la visceralidad extremas. El virtuosístico y siempre espectacular Allegro está bien resuelto, aun con alguna planificación de las dinámicas algo brusca y sin llegar al máximo grado de electricidad interna: imposible aquí olvidar a Previn. En el tercer movimiento la batuta bucea a la perfección en los pliegues expresivos, pero yo me he aburrido un poco, la verdad. Quizá sea culpa de la música. Irreprochable, lleno de energía y bien diseccionado un Finale que sabe evitar el mero triunfalismo al captar muy bien toda la ironía y la retranca –magníficas, afiladas maderas de la Philharmonia– que la partitura contiene. 

¿Mi opinión? Hay que escuchar esta Novena. Resto de alto nivel, pero prescindible. Todo el material lo encontrarán ustedes en las plataformas habituales, incluida YouTube.

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