martes, 17 de octubre de 2023

La Tercera de Saint-Saëns es una obra mestra

Leo –no debería haberlo hecho– un texto escrito por un crítico de la kale barroka por el que no albergo la menor simpatía –con total coherencia, el sentimiento es mutuo– que la Tercera de Camille Saint-Saëns es una pieza menor. Respiro profundamente. Procuro no cabrearme. Pero no me abstengo de dar mi opinión.

Para este torpe juntador de palabras que se dirige a ustedes, la Sinfonía con órgano es una enorme obra maestra. Lo es por su belleza melódica. Por su inventiva y exquisitez tímbrica. Y sobre todo, por su fuerza comunicativa. Por la manera en que en poco más de media hora Saint-Saëns consigue llevarnos a través de las más variadas emociones que puede experimentar un ser humano, sobre todo en ese sublime Poco adagio (¿cuántas músicas más hermosas que esta existen?) en el que se combinan de manera magistral lirismo y reflexión, erotismo y elevación espiritual, dulzura y amargor. Que para mí no haya todavía en discos ninguna interpretación completamente redonda –aquí está mi comparativa– no va en menoscabo de la enorme calidad musical de la página.

Por supuesto, verán ustedes como dentro de unos días algún otro crítico de la misma ciudad dicen que el Concierto para oboe de Richard Strauss –de los programas de abono de la ROSS estamos hablando– es una obra menor. De hecho, ya lo escribió una vez.

Están locos estos sevillanos, amigo Asterix.

17 comentarios:

Sergio dijo...

Es, ya lo creo que si, una obra maestra.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Eso pienso yo, Sergio. Y creo que lo piensen miles de melómanos más. Decir que es de segunda es, no sé, como otorgar tal calificación a esa maravilla que son Las tres gracias de Rubens porque en el mismo estilo y en el mismo Museo del Prado están Las meninas y Las hilanderas, que efectivamente son mejores cuadros (que el citado del pintor flamenco y que la gran mayoría de los que están en el museo, dicho sea de paso).

Lo que no sé es si ese señor ha escrito tal cosa sobre la Sinfonía "con órgano" porque realmente está convencido de ello (¡ufff!) o como parte de la tremenda campaña que él y su colega de publicación han montado en contra de la Sinfónica de Sevilla.

Eso sí, si algún "barrokari" sevillano encuentra en algún archivo catedralicio o en el desván de un palacio unas partituras que llevan dos siglos sin tocarse, "¡enorme descubrimiento, al nivel de lo mejor que se hacía en Europa!".

Lo que está pasando en esa ciudad es tremendo. Pero que MUY tremendo.

Javier dijo...

Pablo J. Vayón está muy lejos de ser un erudito musical. En repertorios del Barroco flojea bastante y en los posteriores diría que incluso todavía peor.

Mireia P.B. dijo...

El mayo pasado oí en la Monnaie de Bruselas la ópera Henry VIII de Saint-Saens...y me pareció sorprendente que apenas se programe. A ver si se pone algo de moda y nos ahorramos algunos Bellinis y Donitzettis...por variar.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Javier, yo no soy ningún "erudito" en música clásica, y sin embargo escribo sobre ella. Tampoco busco leer críticas de conciertos y discos escritas por "eruditos". De hecho, casi pienso que son cosas casi incompatibles: algunos de los más grandes eruditos (uso el término en un significado parecido al de "sabio", aunque no sean lo mismo) en música clásica que ha habido y hay en este país me parecen pésimos críticos musicales. Lo que yo busco es una mezcla entre conocimiento de lo que se está hablando, capacidad para argumentar y -lo más difícil- buen gusto. Bueno, dejémoslo en sensatez.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Mireia, me está llevando usted al lado oscuro y a caer en eso mismo que quiero combatir.

Bueno, pues caigo: Donizetti me parece un compositor un tanto sobrevalorado. Eso sí, no seré tan pedante como para negar que cosas como Elixir o Don Pasquale son estupendas óperas, y que Lucia (¡faltaría más!) es una monumental obra maestra.

Dicho esto, aprovecho para decir que estoy HARTO de que en mi pueblo, en el Villamarta, programen hasta la saciedad Barbero, Traviata, Carmen y Butterfly, mientras que siguen sin verse cosas tan absolutamente maravillosas como Così o Ballo. Tampoco se hace Wagner, pero es verdad que el pobre no cabe en el foso.

Javier dijo...

Sí, puedo estar de acuerdo. Pero claro, leyendo esas críticas ampulosas y sobrecargadas en las publicaciones de Sevilla uno puede entrever a ciertos críticos que se postulan como eruditos en el campo de la música.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Esa es otra cuestión, Javier, y no poco importante.

No se puede escribir igual en un diario (público: todo el mundo) que en un blog o una revista especializada (público minoritario), menos aún que en una revista de musicología (más minoritario aún, y con intereses muy distintos).

Aquí en Jerez conozco a un tipo que escribe exactamente igual un artículo científico que una columna dominical, un libro divulgativo que un texto satírico. IGUAL. Y de ahí salen cosas como columnas de opinión con aparato crítico (notas a pie de página), libros de investigación plagados de chistes (por desgracia, no es exageración mía) y cosas así. Pero claro, es poderoso (trabaja en el ayuntamiento) y famoso (ganó fortunas en concurso de televisión), así que el personal les ríe las gracias. Bueno, menos el tribunal de la tesis doctoral, que se tuvo que preguntar cómo alguien se atrevía a incluir chascarrillos supuestamente ingeniosos en un texto universitario.

Cada situación comunicacional requiere unos códigos propios a los que hay que saber adaptarse. Y no, no pueden escribirse críticas en diarios locales (o nacionales) plagadas de términos técnicos que solo entiende una minoría no ya de los lectores en general, sino de los melómanos interesados por lo que ahí se dice. Eso solo sirve para que el crítico de turno se pavonee. "Yo sé más que todos vosotros, y por tanto mi opinión es la que vale". De vergüenza, pero ahí siguen.

Pablo Daffari dijo...

No sé si habrá registrado alguien lo de "Kale Barroca", pero lo adopto ipso facto a mi vocabulario.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Lo de kale barroka tiene décadas, pero sigue vigente...

Mireia P.B. dijo...

Ballo viene al Liceu en febrero. Con el "vociferante" (definición de aficionados italianos ) di Tomasso (eso en mi turno de abono).
Si sigue de baja y se anima...le invito al Liceu (en mi"categoría", claro), que no digan que no somos rumbosos!

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Gracias, Mireia, pero me temo que voy a estar una temporadita sin hacer grandes viajes. demasiado lejos Barcelona, ay. Aprovecho para recomendarle una exposición sobre la imagen del judío que se va a ver en el Museo Nacional de Arte de Cataluña justo cuando terminen en el Museo del Prado. Esta misma tarde he recibido el catálogo (¡precioso!) y tiene una pinta estupenda, aunque también es verdad que las maravillosas tablas de Bartolomé Bermejo las tienen ustedes allí siempre.

Mireia P.B. dijo...

De Bermejo hicieron un exposición monografica poco antes de la pandemia.
Muchas gracias por la información. Y Barcelona no esta "demasiado lejos" esta domde debe, a 150 kilómetros del Centro del Mundo.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

¿¿¿Y dónde es eso??? Me ha pillado.

Mireia P.B. dijo...

En la estación de tren de Perpinyà! Dalí dixit.

Manuel Pérez de Rozas dijo...

Si hubieran visto la película “Babe, el cerdito valiente” tendrían mejor opinión de la Tercera Sinfonía de Saint- Saëns…

Javier dijo...

Respecto al concierto de oboe de R. Strauss tengo abono para escuchar el día 9 de noviembre a Cristina Gómez Godoy con la OSCyL y Thierry Fischer en la sala sinfónica Jesús López Cobos de Valladolid. En mi opinión diría que este concierto de Strauss está, por lo menos, entre las mejores obras concertantes para oboe junto a los de Mozart, Haydn, Martinu, Lutoslawski y Penderecki. Ya en el campo del barroco y en otro nivel, alguno de Telemann, Albinoni y Platti.

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