domingo, 11 de octubre de 2015

La Séptima de Mahler de Klemperer

Grabada entre los días 19 y 28 de septiembre de 1968 en el Kingsway Hall de Londres, esta Séptima sinfonía de Mahler es probablemente el experimento más radical de toda la carrera de Otto Klemperer: una versión “deconstructiva” que consigue el milagro de estar dicha con una lentitud extrema pero manteniendo una asombrosa tensión interna, lo que unido al perfecto equilibrio polifónico con que trata las texturas orquestales permite alcanzar una claridad pasmosa que descubre mil y un detalles de la genial orquestación mahleriana, todo ello sin dejar de ofrecer esa sonoridad granítica propia del anciano maestro, que maneja de manera verdaderamente prodigiosa a la New Philharmonia Orchestra. 

Otto_Klemperer-Mahler_Symphony_No_7_2011-Remaster

Pero es que además de levantar tan enorme edificio sonoro con tan reveladora perfección técnica, el maestro de Breslau se lanza a subrayar todo el trasfondo dramático, siniestro y opresivo de la página –descomunal el primer movimiento–, sintiéndose además como pez en el agua en su humor negro –corrosivo y un punto grotesco el tercero, antes que turbulento–, mientras que cuando tiene que resultar amable, delicado y sensual opta por distanciarse y hacer uso de su habitual socarronería –el segundo, de una lentitud que puede irritar– o por un lirismo sobrio pero dulce –mágico el final del cuarto– sin llegar al empalago.

Lo más discutible y lo más genial, en cualquier caso, es el quinto movimiento, donde el maestro parece querer enfrentarse a esa concepción dionisíaca y fogosa que parece pedir la escritura para, por el contrario, ofrecer una visión amplia, contenida, paladeando las melodías con una hondura humanística impensable en esta página y haciendo que el triunfalismo un tanto explosivo y no del todo creíble sea sustituido por una grandeza épica de fuerza arrolladora.

En conjunto, la versión de un genio al que no le gustan el lenguaje mahleriano ni sus presuntos mensajes y prefiere optar por una interpretación analítica, intelectual y llena de sarcástico distanciamiento. ¿Y por qué vengo yo ahora contando esto que sabe todo el mundo? Pues porque si remasterización de 2011 ya mejoraba el prodigio realizado por los ingenieros de EMI, con la copia en HQ 96/24 que circula por la red el goce es ya absoluto. Dicho queda.


3 comentarios:

Bruno dijo...

En este caso hay que reconocer que la crítica puso esta versión por las nubes desde el principio. Sin que sirva de precedente seguro...
Realmente es otro mundo.

Nemo dijo...

Tengo el disco de EMI (CD), desde que se editó en formato digital, empujado por los comentarios calurosos en Ritmo, y la crítica (de PGM, creo recordar, para un lanzamiento amplio de grabaciones de Klemperer). Es la grabación que hay que conocer, junto con alguna otra más ortodoxa quizás, por contrastar.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Recuerdo ese comentario de PGM, aunque supongo que no es precisamente el único elogioso que esta grabación ha recibido. Un saludo.

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