lunes, 6 de abril de 2015

El lírico Shostakovich de Leticia Moreno

SHOSTAKOVICH: Concierto para violín nº 1. Preludios, op. 34a.Leticia Moreno, violín. Lauma Skride, piano. Orquesta Filarmónica de San Petersburgo/Yuri Temirkanov.
Deutsche Grammophon 0028948113385
65’10’’
Universal Music Spain
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Segundo disco de Leticia Moreno para la división española de Deutsche Grammophon. El primero, un registro de febrero de 2013 bajo el título Spanish Landscapes, dejaba claro que la joven violinista madrileña es, al menos para un repertorio integrado por compositores como Granados, Albéniz, Falla, Turina o Toldrà, una fuera de serie: su técnica es espléndida, su sentido de lo español resulta insuperable y su aliento poético parece infinito. El segundo la conduce a un universo por completo distinto, el de Dmitri Shostakovich, y aquí los resultados son más desiguales.


Es lo que ocurre cuando en la carátula del disco aparece el sello amarillo: hay que poner el listón en los más alto y comparar con los extraordinarios resultados que en el temible Concierto para violín nº 1 de Dmitri Dmitrievich han alcanzado –perdonen la pedante enumeración– gente como David Oistrakh (sus tempranos registros con Mitropoulos y Mravinsky, sobre todo), Mullova (con Previn), Perlman (con Mehta), Chang (con Rattle), Khachatryan (con Masur) y muy especialmente Maxim Vengerov (con Rostropovich y con Barenboim, este último en una toma radiofónica disponible en YouTube).

Desde luego Leticia Moreno toca con vertiginosa agilidad digital, ofrece colores y texturas de gran riqueza, canta con admirable vuelo poético la acongojante Passacaglia –se nota que su mentor fue Rostropovich– y sale indemne de la imposible cadenza tras esta última, pero a mi entender hubieran sido preferibles un sonido más robusto, una planificación más calculada de las tensiones internas y, en cualquier caso, una visión no tan lírica de la obra, aunque a la postre no es este el problema: cierto es que Midori ya adoptó un enfoque parecido (con un despistadísimo Abbado) y le salió mucho peor que a nuestra artista, pero a Lisa Batiashvili sí que le funcionó, junto a Salonen, en su registro de 2010 precisamente para Deutsche Grammophon. A Leticia Moreno la acompañan la Filarmónica de San Petersburgo (¡la orquesta que estrenó la obra!) y un Temirkanov en su línea habitual, es decir, con enorme solvencia pero sin particular inspiración. Tampoco la toma sonora –concierto del 5 de julio de 2013– acaba de convencer.


Lo mejor del disco viene con la selección de diecinueve de los brevísimos Veinticuatro preludios del mismo autor en transcripciones para violín y piano de Dmitgri Tsyganov y Lera Auerbach. Muy bien acompañada por Lauma Skride, Leticia Moreno deja de lado tanto los aspectos desenfadados de esta música como los sarcásticos para optar por una visión lírica y agridulce, un tanto onírica y no poco ambigua, que termina resultando muy sugestiva tratándose de la música de la que se trata. Toma sonora en este caso espléndida, realizada en San Lorenzo de El Escorial en agosto de 2014.
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Artículo publicado en el número de enero de 2015 de la revista Ritmo.

 
En este enlace, mi discografía comparada sobre la obra.

1 comentario:

Bruno dijo...

A mí ese concierto no me parece lírico y encuentro esa interpretación muy descarriada.

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