martes, 19 de marzo de 2013

Bazofia pura

En diciembre de 2010 escribí una entrada muy breve donde me hacía eco de la tan cacareada existencia de favores sexuales en el mudillo de la música a cambio de contratos. Obviamente esto no se circunscribe al círculo artístico: donde hay seres humanos ahí aparecen tanto el acoso como el uso del cuerpo como moneda de cambio. ¿O no tienen todos ustedes en mente numerosos casos de personajillos que han llegado a donde están por razones de obvia índole sexual? Incluso últimamente hay una señorita muy de moda que no deja de aparecer en la prensa, en la televisión y en los chistes de WhatsApp.

Las reacciones ante mi texto fueron airadas, particularmente por parte del crítico Pablo J. Vayón, quien en los comentarios habló de "hedor inquisitorial" y "bazofia pura". En su derecho estaba de hacerlo, como yo tampoco me callé un par de años más tarde a la hora de opinar sobre sus buenas relaciones con el Festival de Música Antigua de Sevilla, más concretamente con su director Fami Alquai y con uno de los músicos del grupo de este último, Juan Ramón Lara (quien por cierto este año ha seguido escribiendo regularmente críticas de los espectáculos del FEMA sin privarse de actuar en la clausura del próximo viernes en la que se ha autoprogramado, para variar, el citado violagambista al frente de su Accademia del Piacere).

Lo cierto es que esto del acoso desde luego no me he inventado yo: de vez en cuando saltan a la prensa algunas declaraciones. La última, esta misma tarde, y se refiere nada menos que al Ballet del Bolshoi. Lean la noticia en El Mundo. ¿Bazofia pura? Pues sí: por aquí y por allí hay mucha.

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