martes, 14 de diciembre de 2010

Misas de Cherubini por Muti: doble evolución

CHERUBINI: Misas completas. Motetes. Oberturas. Sonata nº 2 para trompa y cuerda.
Solistas. Orquestas. Dir: Riccardo Muti, Sir Neville Marriner
EMI 6 29462 2
7 CDs. 481’
ADD/DDD
EMI Music Spain
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El 250 aniversario del nacimiento de Luigi Cherubini (1760-1842) anima a EMI a editar en una baratísima caja la colección de siete misas “francesas”, esto es, correspondientes a la última etapa del compositor florentino afincado en París, grabadas por Riccardo Muti a largo de su ya dilatada trayectoria directorial: las más tardías fueron registradas entre 1973 y 1984 al frente de la Orquesta Philharmonia de la que fue titular (excepto la Misa para la coronación de Luis XVIII, grabada en 1988 con la Filarmónica de Londres), mientras que las tres primeras se corresponden a conciertos celebrados entre 2001y 2006 frente a la Orquesta y Coros de la Radio Bávara.

Escuchadas las misas en orden de composición, y por ende más o menos inverso al de grabación, podemos detectar una evolución doble, la del compositor y la de su intérprete. Cherubini, que ya había dejado atrás su faceta de operista, aprende a trabajar con mayor economía de medios y -al mismo tiempo- mayor imaginación y dominio de los recursos, desde su algo ampulosa y convencional Misa “Di Chimay”, de 1809, hasta el despojamiento de su segundo Réquiem, el de 1836.

El Muti juvenil, por su parte, aborda las últimas misas desde la sana rusticidad, la sonoridad escarpada y la tensión sonora que caracterizaban al maestro en sus primeros años, ofreciendo así lecturas eminentemente teatrales, “profanas” si se quiere, rebeldes por momentos (la Misa para Carlos X es apenas un año posterior a la Missa solemnis de Beethoven). Por el contrario, el Muti maduro anda más preocupado por la belleza sonora, la sensualidad y el misticismo, y aunque es capaz de delinear fugas con la misma fuerza implacable de su juventud, se pliega a los requerimientos de pura seducción de los sentidos que caracteriza a la liturgia católica.

En cualquier caso el nivel de las últimas grabaciones es también muy alto, y si hay que poner alguna pega, esta viene por parte del mediocre bajo Ildar Abdrazakov. Ofrecen por el contrario espléndidas intervenciones la soprano Camilla Tilling y los tenores Herbert Lippert y Kurt Streit. Los demás cantantes de las primeras misas (en las últimas no hay voces solistas) están más o menos bien, así que esta caja se convierte en referencia indiscutible para conocer la música sacra francesa en la época napoleónica y de la Restauración.

Los siete compactos extienden su duración gracias a las oberturas que Sir Neville Marriner registró en 1991 frente a su Academy of St. Martin in-the-Fields: versiones apolíneas, elegantes, equilibradas, expuestas con fabuloso virtuosismo e insuperable transparencia, en las que quienes conozcan las grabaciones realizadas por Lawrence Foster para el sello CPO echarán de menos un punto de sal y pimienta necesario para sazonar adecuadamente estos aperitivos.

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Artículo publicado en el número de diciembre de 2010 de la revista Ritmo.

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