martes, 19 de julio de 2022

Harnoncourt y Gulda: maridaje imposible

Insisto en la idea que presenté en esta otra entrada: a la hora de evaluar las interpretaciones "históricamente informadas" no hay que quedarse en qué instrumentos y cuántos se utilizan, en cómo es la articulación, en el continuo por el que –en su caso– se apuesta. Tampoco en si la sonoridad es así o asao, menos aún en si a mí me gusta ese sonido en concreto. Hay que ver más allá y preguntarse en cuál es la postura expresiva adoptada. Obviamente las decisiones organológicas pueden influir de manera importante en los resultados expresivos (¡faltaría más!), pero con una misma plantilla instrumental se pueden hacer cosas muy, pero que muy distintas entre sí, tanto como lo pueden ser el Mozart de Toscanini, el de Fürtwangler, el de Klemperer o el de Krips: todos con la misma "orquesta moderna", pero haciendo cosas que nada tienen que ver las del uno con las del otro.

Creo que es desde este punto de vista desde el que hay que evaluar este curiosísimo disco registrado –con una toma no del todo buena– por Teldec en 1983 en el que se hacen los conciertos para piano nº 26 y 23 del de Salzburgo: Nikolaus Harnoncourt, la Orquesta del Concertgebouw y Friedrich Gulda, juntos pero no revueltos. Más bien cada uno a su aire.

Escúchese el Concierto de la coronación. Por un lado, la sequedad, la aspereza y la búsqueda de ligereza en la articulación de Herr Nikolaus. Por otro, el músculo, la calidez y la nobleza sonora de la formación holandesa, a las que el maestro tampoco quiere renunciar. Finalmente, el Mozart tópicamente vienés de un pianista pulcro y ágil, pero empeñado en convertir su parte en una cajita de música. Maridaje imposible.

Tres cuartos de lo mismo ocurre con el KV 488. En él llaman la atención las ornamentaciones “históricamente informadas” de Gulda y la amplia cantabilidad del segundo movimiento, que llega a ser blandura en lo que al piano se refiere. Pero a la postre transmite el mismo aburrimiento, y no precisamente por la mayor o menor historicidad del enfoque adoptado.

6 comentarios:

Antonio Pérez Villena dijo...

¿Demasiados temperamentos en juego?

Fouquier de Tinville dijo...

No tiene que ver con la entrada, pero a finales de este mes se publicarán oficialmente los 7 conciertos de Celibidache con la Sinfónica de Londres, en 10 discos:

https://www.hmv.co.jp/news/article/220719144

Javier dijo...

Es una interesante interpretación con piano moderno y una orquesta convencional, tratando de utilizar ornamentación y fraseo propios de la época. El maridaje imposible -por incompatibilidad de afinaciones- hubiese sido meter un piano moderno con una orquesta historicista. Si dos orquestas, una moderna y otra de época, tocaran una al lado de la otra, solo nos llegaría el sonido de la moderna. Son dos mundos distintos: cuerdas, arcos, vientos, afinación, tempos, fraseos, diferente percepción del equilibrio sonoro.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Antonio: temperamento colérico, temperamento flemático.

Fouquier: sensacional noticia, que sería mucho mejor aún si la edición fuese europea y no japonesa.

Javier, entiendo lo que me dice, pero yo creo que el choque de personalidades es grande. Me imagino a Gulda diciendo: "Maestro, usted dirá lo que quiera sobre Mozart, pero yo pienso seguir haciéndolo bonito, suave y agradable". Y a Harnoncourt responciendo: "Bueno, haré lo que pueda".

Antonio Pérez Villena dijo...

Algunas grabaciones que por temas de contratos discográficos hacen 'reunión de estrellas' tienen estos problemas. Aparte de las cuestiones de plantilla, orquesta o planteamiento, es que hay caracteres incompatibles. ¿No fue en la famosa grabación del Triple Concierto de Beethoven de Karajan para EMI que aquello fue un calvario?

Javier dijo...

Confrontación de personalidades, de planteamientos y de estilo. Pero grabaron dos hermosos conciertos. Y lo que daría por escuchar estos conciertos con una orquesta de época y un piano moderno!... Ya sé, pido un imposible o casi...

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