Muy breve, pero clarito. Santiago Martín Bermúdez carga en las páginas de Scherzo (aquí) contra el crítico Andrés Molinari por su reseña del recital granadino de Isabelle Faust (aquí), al tiempo que aplaude calurosamente a Antonio Moral, director del Festival de Granada, por contratar a la violinista alemana ("Gracias por tocar, Isabelle. Gracias por venir. Gracias por poder verla tocar", escribe Martín sin remilgos) y, a eso vamos, por clamar en contra del cronista del Ideal de Granada.
No seré yo quien defienda a Molinari, un cursi que es capaz de escribir horrores como este y que acostumbra –me lo cuenta un amigo muy fiable– a largarse a mitad de un concierto para luego escribir sobre la totalidad del mismo. Pero sí diré dos cosas. Una, que Santiago Martín me parece uno de los críticos famosos menos fiables de España. Su increíblemente buena escritura –creo que es el que mejor escribe de todos, con diferencia– y su asombroso conocimiento del repertorio de Europa oriental del siglo pasado no me suavizan el respingo cada vez que leo sus valoraciones discográficas. En compositores como Stravinsky o Shostakovich, por ejemplo, cuya discografìa comienzo a conocer un poco, no puedo estar más en desacuerdo.
Dos, que una parte importante de las reseñas en la prensa que recibe el festival granadino están firmadas por críticos directamente vinculados a Antonio Moral, bien porque formaron parte desde el primer momento de la plantilla de la revista que él fundó, obviamente Scherzo, bien porque han recibido una muy sustanciosa cantidad de notas al programa –o sea, de dinero– cuando el referido gestor era responsable del CDNM y lo siguen haciendo ahora en el Festival de Granada. Un cachondeo.
Vamos, que si el tal Molinari escribió que la señora Isabelle Faust, a la que le he escuchado cosas que me han parecido muy buenas y cosas que me han hecho sufrir bastante, “se limitó a leer la partitura sin más”, lo mismo esta vez llevaba razón.
Conclusión: señor Antonio Moral, más le vale estar calladito y limitarse a gestionar, que es lo suyo. O quizá no tanto, porque su etapa al frente del Teatro Real más vale olvidarla. Y lo de Granada, pues ya veremos, porque cerrar con el Beethoven de Gardiner me parece acorde con ese mal gusto que usted, alabando aquella Séptima de Kirill Petrenko, ha demostrado tener sobre la interpretación beethoveniana.
1 comentario:
Scherzo podía haber afinado más en su crítica a Molinari (hay mucho escrito... para dormir a las ovejas), y si, yo doy fe, ese indivíduo se levanta en muchos conciertos a la mitad, y luego suelta sus peroratas infladas de palabrería en la prensa local. Al final es más un ejercicio de 'defender a los míos' que mojarse de verdad lo que leemos en Scherzo.
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